20

682 55 2
                                    

Lluvia cada alcantarilla, la noria gira y gira. Los mundos vuelven a saltar la historia no se preveía.

¿Es que acaso nos tenemos que confiar? La noria gira, gira; no se puede equilibrar. Voy a jugarse, la voy a correr y no voy a tambalear.

Te me tiraste despacito, tuviste que hacerte pequeñito; con la fuerza no se juega no, con la fuerza no se juega. Y ahora nada, nada.

— ¿Estás listo? —Preguntó Duque, mirando cómo Hyunjin asentía subiéndose el cierre de su sudadera.

— Más que listo —Respondía Hyunjin, esperando por Duque a que fuera la información.

— Su nombre es Kim Seong Yang. Tiene una empresa de autos cerca de la playa. Es coreano, pero apenas se mudó aquí en Italia tiene mayor influencia que cualquier extranjero.

Duque aventó las fotos en la mesa, Changbin la tomó para ver su rostro más de cerca mientras que Hyunjin cargaba su arma sin pena alguna. Duque no podía ocultar la emoción al ver al hijo de su mejor amigo en frente de su presencia, y el hecho de que se dedicaba a lo mismo que él, le transmitía un sentimiento de nostalgia.

— ¿Changbin irá conmigo? —Preguntaba Hyunjin mientras leía la información en su mente. Podía causarle escalofríos al ver cómo su semblante cambiaba cuando iba a trabajar.

— No te lo tomes personal —Empezó a explicar Duque —Pero irá contigo para asegurar de que nada salga mal. Confío en ti, pero es el protocolo ya que estás en mi organización.

— Bien —Asentía Hyunjin —Si te digo cierres la boca, la ciertas. Si te digo que no hagas nada estúpido no quiero que lo hagas.

— Tranquilízate —Bromeaba Changbin, pero su sonrisa se había borrado al darse cuenta que el y Duque no se reían.

— Cada segundo es oro y si me distraes el que se va a morir serás tú. ¿Quedó claro? —Changbin asintió, soltándole una sonrisa orgullosa al mayor.

El interior del automóvil estaba impregnado de un silencio denso, interrumpido solo por el suave murmullo del motor. Hyunjin y Changbin ocupaban el espacio, rodeados por las herramientas y suministros que el pálido había solicitado para llevar a cabo su tarea.

El Duque había entregado cada elemento sin titubear, confiando plenamente en las habilidades y el criterio de aquellos a quienes había encomendado la misión. No había necesidad de preguntas ni explicaciones; la confianza mutua entre el Duque y el subordinado era la columna vertebral de su trabajo.

— ¿Estás nervioso? —Preguntó Changbin en el asiento de manejo —Porque si es así puedo dar la vuelta.

— Ya basta de bromas, Changbin —Demandaba Hyunjin, aún jugando con su anillo, dándole círculos en el mismo dedo a medida que miraba la cuidad correr con rapidez por sus ojos.

Mientras el paisaje se deslizaba la atmósfera en el automóvil permanecía imperturbable. Hyunjin y Changbin se sumergían en sus propios pensamientos cada que se preparaban mentalmente para la tarea que les esperaba.

La confianza del Duque en su competencia no solo les brindaba tranquilidad, sino que también les recordaba la responsabilidad que habían asumido como parte de su círculo íntimo.

— Intento relajarte —Susurraba Changbin, acelerando más el auto —¿Acostumbras a trabajar así? Así tan... amargado.

— Cállate —Susurró amablemente, soltándole una enorme sonrisa al contrario.

Cada objeto cuidadosamente seleccionado y colocado en el vehículo era un testimonio de la confianza y la camaradería que existía entre el Duque y sus leales hombres. En ese silencio cargado de significado, se manifestaba la profundidad de su relación y la determinación compartida de cumplir con su deber, sin importar los desafíos que pudieran surgir en el camino.

Tenía todo tipo de armas; rifles, pistolas, cuchillas. Todo lo que era necesario para matar y rematar al objetivo. El auto se estacionaba con lentitud en la parte de atrás de un desconocido edificio, Hyunjin había tomado su rifle el cual se camuflaba en un estuche de chelo, subiendo las escaleras del gran edificio con rapidez.

— Kim Song sale todos los días a media noche de su trabajo, por lo que este edificio queda justo al frente de su trabajo —Informaba Hyunjin, instalando el rifle sin darle importancia al contrario.

— ¿Piensas matarlo desde aquí? —Cuestionaba Changbin con tu rostro incrédulo.

— ¿Por qué no? Es el mejor ángulo —Hablaba Hyunjin, mirando por el lente solo para probar cómo se veía —Y nadie se daría cuenta. Esto es un rifle de alto poder, el cual sus balas pueden viajar de tres a seis kilómetros siendo mortales.

— Mierda —Exclamó Changbin impresionado —Eres increíble en esto —Hagaló, sacándole una risa a Hyunjin.

— Lo sé —Contestaba superior, mirando por el lente la salida de aquel hombre —Es lo que hago mejor.

La bala, proyectada con la fuerza implacable de un rifle de alto poder, surcaba el aire con una precisión letal.

Su velocidad era casi imperceptible a simple vista, un destello metálico que atravesaba el espacio con determinación inexorable. En su trayectoria mortal, encontró su objetivo con una precisión quirúrgica, perforando la cabeza del objetivo con una violencia rápida y contundente.

La gente que estaba a su alrededor gritaba horrorizada, y las mujeres pidiendo ayuda solo podían hacer entender lo estúpidas que eran por querer llamar a una ambulancia.

Hyunjin, observando desde la distancia, no pudo contener una sonrisa de satisfacción al presenciar el éxito de su plan. Para él, era como ver una pieza de un complicado rompecabezas encajar perfectamente en su lugar.

La ejecución impecable de la misión le proporcionó una oleada de orgullo y confianza en sus habilidades, validando su destreza como un instrumento efectivo en las manos del duque.

— Es hora de irnos —Avisaba Hyunjin empacando todo, pero al ver a su alrededor Changbin no estaba —¿Changbin? —Llamaba, mirando a sus alrededores y cada que iba a llamarlo de nuevo, un golpe en su cabeza se había hecho acabo, dejándolo totalmente inconsciente.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora