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Karina estaba completamente maravillada por la belleza incomparable de Italia mientras viajaba hacia su nueva escuela en el lujoso automóvil del Duque.

A través de la ventana, contemplaba extasiada los paisajes pintorescos, los cuales no se veían con el color vibrante de la realidad por lo muy polarizados que ellos estaban. Era una linda cuidad, donde las colinas ondulantes se vestían con viñedos dorados y olivares centenarios.

El resplandor del sol sobre las antiguas ciudades de piedra y los caminos serpenteantes llenaba su corazón de asombro y emoción por la aventura que tenía por delante.

— Luces muy bella —Halagaba Izumi estableciendo un tema de conversación, sonriéndole.

— ¿Me hablas a mí? —Cuestionaba Karina sorprendida, removiendo la vista de la ventana dirigiéndola hacia ella.

— ¿Quién más está en el auto? —Sonreía, mirando a su alrededor y darse cuenta que el espacio que dividía el asiento de atrás estaba cerrado.

A pesar de su fascinación por el entorno, Karina siempre anhelaba establecer una conexión con Izumi, la hija del hombre que ahora les daba todo esos lujos.

Sin embargo, se sentía abrumada por la presencia imponente de Izumi en el elegante automóvil. Karina admiraba la elegancia y la confianza de Izumi, pero al mismo tiempo se sentía intimidada por su aura de refinamiento y distinción, lo que le impedía encontrar las palabras adecuadas para iniciar una conversación.

— Gracias —Agradeció —Tu también. Es la primera vez que te veo, pero puedo asegurar que siempre lo estás.

Mientras el paisaje italiano seguía desplegándose ante sus ojos, Karina luchaba internamente con su deseo de conectarse con Izumi y su propia timidez. Maldecía por las veces en las que tartamudeaba, no quería parecer una retrasada junto a ella.

Aunque ansiaba compartir sus emociones y expectativas sobre la nueva escuela, se encontraba atrapada en un silencio incómodo, incapaz de superar su sensación de inferioridad frente a la elegancia y el prestigio de Izumi.

Ella no lo hacía a propósito, simplemente su aura se transmitía de esa manera. Izumi sonrió ante el halago de Karina, sintiéndose un poco más segura al expresarse con ella.

— ¿Por qué se mudaron de Corea? —Preguntó Izumi curiosa, viendo cómo Karina se removía en su lugar.

— ¿Te refieres de Corea aquí a Italia? —Izumi asintió —Nosotros no venimos directamente de Corea.

— ¿Qué? —Cuestionó Izumi sorprendida.

— Bueno, obviamente somos coreanos pero —Izumi interrumpió.

— No, si entiendo lo que dijiste. No soy una retardada, es solo que me parece interesante —Halagó la menor, sacándole una sonrisa a Karina.

— Que torpe —Susurró Karina, siendo dura con ella misma —¿Entonces quieres saber en general por qué nos mudamos?

— Cuéntamelo todo —Sonreía Izumi, dándole confianza de que era un lugar seguro.

Hacía sentir a Karina como si se conocieran por años. También eran unas adolescentes, ellas poco a poco iban entendiéndose.

Karina se removía una vez más, sentía que era incorrecto decirle las cosas personales que pasaban en la vida de su hermano o su familia, pero no quería que Izumi pensara que era una aguafiestas.

— La verdad no lo sé —Karina se encogió de hombros.

— ¿No lo sabes? —Susurraba Izumi como si tuviera miedo de ser escuchada. Ella negó.

— Lo único que sé es que hemos estado haciéndolo por los asuntos personales de mi hermano —Karina de encogió de hombros, dándose cuenta la manera en la que Izumi sonrió.

— ¿Tu hermano era el quien estaba esta mañana en tu cuarto? —Karina asintió, Izumi sonrió de nuevo —Cuéntame un poco más de él.

— Es un idiota —Insultaba suavemente con amor —Pero es muy sobre protector conmigo y mi madre.

— ¿Ustedes son gemelos? —Preguntó Izumi curiosa.

— Claro que no —Exclamó Karina, soltando una risa sonora junto con Izumi —Es mucho major que yo, es mi hermano mayor.

— ¿Qué edad tiene? —Preguntó.

— Tiene veintisiete —Contestó Karina segura, pero luego dudó un poco —¿Veinticuatro? La verdad no lo sé, no conozco mucho la vida de mi hermano, es muy reservado con todo.

Izumi lamió sus labios, saboreando lo fresa de su labial soltando otra risa, Karina la miraba, admirando la belleza impresionante que Izumi tenía. Anhelaba ser como ella, pero en buen sentido.

En cuanto Izumi, ella no dejaba de pensar en el porte de chico malo que tenía el hermano de Karina. Evitaba seguir pensando en cómo el la miraba cuando entró a su cuerpo y la manera en la que su lengua se movía dentro de su mejilla.

Esos ojos tan penetrantes, su cabello largo, oscuros... y esos labios los cuales le arrancaría la piel al besarlos de lo suaves y rosados que se veían. Su piel era muy pálida y su aura era misteriosa junto con la apariencia de que te destruiría la vida en segundos. 

— ¿Cómo se llama? —Preguntó Izumi, abriendo el pequeño tocador que tenía en su mochila para poner otro poco de labial.

— Hyunjin —Respondía suavemente, sonriendo ante lo linda que se veía.

— ¿Quieres? —Ofreció Izumi, extendiéndole su labial por lo que Karina lo rechazó. La contrario se encogió de hombros volviéndolo a guardar.

— Mi mamá no me deja maquillarme —Contestó, haciendo que Izumi sonriera. 

— No voy a obligarte —Sonreía la menor —Pero estoy aquí para ti si necesitas consejos de belleza.

— ¿Hablas en serio? —Cuestionaba Karina, haciendo que la contraria notara el brillo en sus lindos ojos.

— Si —Sonrió —Pero solo si haces algo por mí —La sonrisa de Karina se borró, sintiendo como el auto se paraba listas para bajar.

— ¿Qué?

— Preséntame a tu hermano —Izumi soltó un enorme risa por la expresión de asco que Karina hacía —¿Qué? Es ardiente.

— Si vuelves a decirle ardiente te juro que vomitaré —Reía con ganas —Juro que voy a vomitar.

— ¿Por qué?

— Es mi hermano —Reía —Es raro y asqueroso. También es mayor de edad.

Izumi sabía que Karina hablaba enserio y le incomodaba el hecho de que una menor de edad dijera esas cosas sobre su hermano.

No porque estaba celosa, sino porque tener una amiga interesada en su hermano daba mucho en qué pensar, agregando de que era muy insegura. No recordaba la última vez que había tenido una amiga de verdad sin que la usaran para ir a acercarse a de hermano.

Era molesto.

— Bienvenida a St. Stephen's, Karina. Yo te guiaré este día, pero no te preocupes, podrás pasar el recreo con Izumi —Avisó la mujer quien estaba en el asiento delante en el auto.

— Te veo más tarde —Sonrió la menor, yéndose a medida que se mensajeaba con alguien.

— Nos vemos —Respondió Karina, soltando un suspiro nervioso.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora