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Ya no quería decidir cosas por sí misma, sola.

Finalmente por primera vez estaba sola, y probablemente esté con un chico malo pasando buenos bien con buenos momentos.

Después de todo tenía que tomar una decisión para que fuera su voz eligiéndolo a que llenara su vacío. Hyunjin acababa de salir de la ducha con la toalla envuelta en su cintura y una pequeña en su mano secando su cabello negro, largo y sedoso.

Mientras se secaba el pelo buscaba cigarrillos al su alrededor ya que no recordaba meterlos en la mochila la vez que hablaban con su madre. 

Maldijo por lo bajo al darse cuenta de que tal vez, solo tal vez; su madre se había encargado de arrojarlos todos por el retrete. Odiaba que el fumara a pesar de que era un adulto hecho, derecho e independiente y le molestaba que su madre intentaba controlar su vida como si aún fuera un niño.

Estaba a punto de salir a preguntarle a Changbin sobre más cigarrillos pero era tarde y sería de mala educación salir a hacer ruido cuando todos dormían. Se cruzó de brazos frustrado ya que necesitaba nicotina para distraerse y quitarse el estrés que por alguna extraña razón sentía.

Se subió a su cama acostándose boca arriba, soltando un suspiro el cual no sabía que guardaba en lo más profundo de su ser; se sentía bien después de todo, tener ropa limpia, un espacio limpio al igual que relajante. A pesar de que al lugar le faltaba color, se sentía bien después de todo.

Aún tenía su toalla envuelta en su cuerpo, mirando a su alrededor por inercia inspeccionando el lugar por curiosidad. Siempre hacía lo mismo cuando llegaba a un lunar nuevo, ya que tenía que asegurarse que toda su familia estuviera a salvo en esa mansión.

Cuando llegó no había seguridad, por lo que lo hizo sentir inquieto ya que había huido de Colombia a una mansión completamente vacía al no ver ninguno de los hombres que Duque tanto mencionaba.

Pero comparado con cómo vivía allí esto era mejor que todo. ¿Debería volver a buscarlos o quedarse ahí a esperar el momento preciso para volarle la cabeza uno por uno?

La verdad no lo hacía, mataron a su novia, fue su primer amor ya que nunca se había enamorado antes. Toda su vida se basaba en sexo, drogas y dinero hasta que Hitana apareció justo frente a sus ojos.

No creía que alguien más la haría olvidarla, era difícil después de lo que pasó.

— Ni siquiera pude despedirme de ella —Susurraba para el mismo, ya que no tenía a nadie con quien desahogarse.

Sus ojos se abrieron de golpe, y su ceño se intensificó procediendo a levantarse como si sintiera que el sonido que estaba escuchando no fuera parte de su imaginación. La verdad era extraño, no encontraba forma a las ondas auditivas que provenían del otro lado de la habitación.

Eran gemidos. Que para Hyunjin eran sensuales, agudos, lindos con delicadeza y agitación. Dejó salir un jadeo mientras pegaba el oído en la pared como si pudiera ver a través de ella. 

— Carajo —Susurró atraído, pero se había alejado con sorprenda con una expresión de asco —Carajo —Exclamó con disgusto.

No sabía si su hermana o su madre eran las que estaban detrás de esa pared. Hizo una expresión extraña como si le asqueara pensar que por un momento estaba dejándose llevar disfrutando los gemidos de su hermana o su madre. Caminaba lejos de la pared como si quisiera salir de allí a tomar aire, pero por alguna razón su cuerpo no se lo permitía.

Buscaba audífonos en su mochila, pero se sentía atraído por esos sonidos impuros que provenían de allí. De dejó caer en la cama una vez más, cerrando los ojos dejándose llevar por los gemidos de aquella desconocida que por alguna razón hacía que se relajara.

Recordaba la última vez que tuvo sexo, pero no había sido especial ya que no fue con Hitana. ¿Por qué no dejaba de pensar en ella? Se sentía irritado a este punto de querer irse a borrar la memoria sobre todo lo que pasó con ella.

Se llevó las manos bajo su cabeza como si las usaría de almohada, no quería dejarlas desocupadas para no cometer un error. Estaba de luto y no porque se sentía obligado a tenerlo, su corazón decía que era necesario guardarlo hasta que su ser aceptara que estaba muerta por su culpa.

— Cierra la boca —Susurraba, lamentablemente no quería que lo hiciera pero su complejo de irritación hacía que lo dijera.

Los gemidos eran placenteros, y se hacían más presentes y rápidos a medida que iba pasando el tiempo. Escuchaba risas, unas risas que le hacían saber que estaba teniendo diversión, ella no estaba sola así que era imposible que fuera su hermana o su madre.

Eso quería decir que disfrutaría esos gemidos sin sentir pena, culpa o asco. No porque su familia era asquerosa, sino porque era su madre y su hermana menor quien según él, aún no sabía lo que era un orgasmo.

Los gemidos se habían detenido, haciendo que Hyunjin soltara un enorme suspiro como si por alguna razón agradeciera al universo por permitir que durmiera bien esa noche.

Su sonrisa se había borrado al volver a escucharla, tomando su almohada poniéndola en su cara y soltar un gruñido de irritación.

— Esta será una larga noche —Susurró para el mismo, poniendo la almohada debajo de su cabeza y cerrar los ojos para intentar dormir.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora