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NARRADOR.
Tal vez el odio de Jungkook y ______________ comenzara hacía muchos años atrás, cuando ambos aún eran adolescentes.

Todos los que pertenecieran a una de las pandillas, que acechaban la ciudad y mantenía a las fuerzas policiales en tensión continua, sabía la existencia de los hijos mayores de los jefes, y ellos siempre habían querido ser los más nombrados y reconocidos.

Jeon Jungkook siempre pensó que le sería fácil conseguir ser mejor que una mujer en aspectos que requirieran fuerza, estabilidad y maña, pero desde que Ryeo ___________ demostró estar a su altura, e incluso en escalones superiores en algunas actividades, él se sintió de lo más furioso con la situación.

Odiaba que todo el mundo hablara de ella, no quería que nadie pensara que podría ser mejor que él, aunque nadie lo pensaba realmente.

Y ese odio se reflejaba en el presente.

Aunque nadie podía negar que la necesidad que tenían ambos por sobresalir, había acabado por ser un tipo de conexión que hacía que ambos buscaran la presencia del otro en cualquier momento.

Aunque sólo fuera para asegurarse de destronarlos.

Pero los ojos negros de Jungkook siempre acababan buscando a una mujer peligrosa, y la avivada mecha de fuego que envolvía la mirada de ____________ siempre se prendía aún más cuando tenía su objetivo en su campo de visión.

Ambos se prestaban más atención de lo que parecía.

Y estaba claro que teniéndose uno frente al otro, ese tipo de lazo que a ambos les gustaba apretar para mostrar engrandecimiento sobre el otro, no pasaba desapercibido para nadie.

Incluso ahora sus familias podían ser conscientes de ese rayo que salían de sus ojos cada vez que se miraban en aquella mesa.

Ambos estaban deseosos de empezar un disputa lo más pronto posible.

El día en el que se verían a los Jeon y a los Ryeo compartiendo mesa en una zona privada de un restaurante había llegado. Ninguno de los presentes iba armado, aunque la presencia de guardas con armas era más que suficiente para saber que nadie confiaba en nadie más.

Tan sólo las dos mujeres adultas parecían disfrutar de la comida mientras el resto estaba en silencio en aquella mesa cuadrada. Los hombres que un día fueron amigos cercanos, se daban miradas amenazante de vez en cuando, y los que en algún momento tendrían que subir a un altar para jurarse amor para toda una vida, evitaban empezar a lanzarse objetos con furia como otras veces.

Había muy mal ambiente, pero las dos mujeres que no dejaban de hablar entre ellas parecían ser el sol entre todo aquel vendaval que podría destrozarlo todo a su paso.

— ____________ —la mujer joven levanta la cabeza cuando la señora Jeon le habla directamente— Tu madre ya me mostró una foto tuya, pero en persona eres incluso más bonita —la mujer joven le sonríe mientras llevaba una de sus manos a su mejilla.

A ______________ le había parecido agradable aquella mujer, todo lo contrario que su hijo. Ella quería que al menos sus padres no estuvieran furiosos, así que fingiría al menos un par de sonrisas.

No quería recibir una charla de dos horas al llegar a casa sobre todo lo que había hecho mal.

— Al parecer incluso las que se pueden ver bonitas no se libran de ser ordinarias insoportables... —el rostro de ella se gira de forma maniaca hacia el hombre en su frente mientras seguía sonriendo.

Su madre le codea mientras su sonrisa se volvía nerviosa.

Jungkook estaba de mal humor por estar allí, y le resultaba imposible controlar sus pensamientos, sobretodo después de haber venido tanto vino para soportar la situación.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora