Tortura +18 ©JJK

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Abro la puerta de mi nuevo hogar para ver a Gyuri ahí quieta con su boca abierta al completo. Miraba hacia todas partes, y luego me miró a mí sin cerrar la boca.

— ¿Qué mierda...?

Agarro su brazo y tiro de ella hacia el interior. Asomo mi cabeza y miro hacia todas partes, asegurándome de que no hubiera nadie más. Cierro la puerta con fuerza y veo como ella miraba el recibidor de la misma manera.

— Esto es un puto palacio...

— Ya te sorprendes luego —agarro su brazo.

La obligo a caminar por los pasillos limpios hasta llegar a una sala. La suelto para correr hacia un sofá y me lanzo de cara para sollozar de forma exagerada mientras me abrazaba a un cojín.

— ________________, tu nueva casa es una locura —levanto mi cabeza para verla correr hacia todas partes— ¡La vida de casada te sienta genial! —grita emocionada.

— ¡Cállate, me da vergüenza! —dejo mi cara en el cojín mientras ella reía.

— Bueno —se acerca— Cuéntamelo todo —palmea mi trasero muchas veces mientras yo negaba— ¡_______________!

Me muevo un poco, y me incorporo con pesadez hasta darle una mirada cómplice mientras dejaba mi pelo tras mi oreja. ¿Cómo le decía yo a mí única amiga que estaba dispuesta a secuestrar al futuro líder de la pandilla enemiga? Pero no para torturarlo, sino para que nunca saliera de esta casa.

— ¿No quieres algo para comer o beber primero? —ella sonríe de forma juguetona— ¡No me mires así, sólo estoy tratando de ser buena anfitriona!

— La señora de la casa —cubro mi rostro con vergüenza mientras pataleaba— ¿Tienes comida?

— Sí... —abro mis dedos para verla mientras me salía humo de las orejas— Fui a hacer la compra con la señora Jeon hace unas horas.

— Con tu suegra —caigo desmayada hacia el otro lado del sofá. Mi alma había abandonado mi cuerpo ya— ¡Qué bien que tengas una bonita relación con tu suegra! —me zarandea.

No podía soportarlo, de verdad que iba a morir ahora mismo. ¿Justo cuando conseguía un paso tan grande e inesperado en mi vida, yo pensaba que me iba a morir? Me estaba volviendo loca.

Jungkook me volvía loca.

— Cuéntame de una vez —susurra dejando su barbilla en mi brazo.

— Vamos a casarnos la semana que viene de forma legal —ella aplaude incorporándose— Incluso van a hacer una fiesta de compromiso.

— Lo sé, tu madre me envió la invitación hace una hora —la miro con molestia.

— A mí no me engañan, esas dos ya lo tenían preparado todo —sonríe mientras yo abrazaba el cojín de nuevo.

— ¿Y cómo te sientes? —no la miro, sólo sonrío levemente mirando la tela gris del cojín— Ay, que mejillas rojas tan lindas —pellizca una de las mías.

Es que no sabía cómo sentirme. Estaba feliz porque yo había decidido casarme, pero las inseguridades eran mi sombra, y siempre me seguían a todas partes, aunque hubiera veces que no se hicieran notar.

¿De verdad yo le podía gustar a un hombre guapo, exitoso y talentosos? ¿Yo qué tenía para ofrecer? A duras penas sabía multiplicar, ni siquiera sabía distinguir entre más de dos tipos de un color.

¿Estaría bien?

— ¿Tú crees que yo puedo dar la talla? —hablo después de incorporarme. La miro para ver una sonrisa triste— Me da miedo casarme y que después me dejen...