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NARRA JUNGKOOK.
Termino de bajar las escaleras de la casa después de haber tomado una ducha. Llegué a la casa completamente embarrado en sangre, y ______________ me gritó de todo por pretender acercarme a Yun para recibirla mientras estaba así.

Sí, se me había olvidado, y yo mismo había visto el terror en sus ojitos mientras preguntaba si me había hecho pupa por la sangre.

Fue adorable, pero su madre fue un completo monstruo que casi me arranca los brazos y la cabeza cuando comenzó a llorar con miedo. Subí instantáneamente a la ducha para quitarme todo eso, y ahora podría estar un rato sin hacer nada.

Solo viendo a Yun, o escuchando a _______________ quejarse hasta del viento.

Si con el embarazo de Yun solía llorar y comer; con este solo hacía gritar, molestarse, y comer el doble. Hace unos días pude ver como mi padre casi moría al escucharla quejarse en el club durante horas. Literalmente se quejó de todo de la gestión de la pandilla mientras comía sin parar allí, y mi padre se veía hasta pálido y mareado escuchándola.

Pero nadie se atrevía a reprochar, no nos apetecía ser apuñalados; y ya sabíamos que en parte de culpa era por el embarazo.

Camino por el pasillo, pero me detengo antes de entrar a la sala para verla salir a ella. Se gira un poco, ya que pretendía ir hacia el otro lado del pasillo; y no pierde el tiempo en analizarme de pies a cabeza.

— Ya no pareces un destripador —sonrío— A la niña se le ha descompuesto la cara, Jungkook —baja la voz señalando la sala— Prácticamente llevabas toda la camisa roja cuando esta mañana era blanca.

— He estado torturando —asiente con obviedad.

— Lo sé, pero en esta casa hay un bebé —sigue riñéndome— Bueno, casi dos —muestra dos dedos antes de señalar su vientre— Aún es muy pequeña para ver las consecuencias del trabajo de sus padres.

— Lo sé, lo siento mucho.

Me sostiene la mirada con complicidad unos segundos antes de fruncir sus labios y acercarse abriendo sus brazos. Me inclino un poco hacia su cabeza para besarla mientras le devolvía ese abrazo. Se sentía tan bien que todo el tiempo se acercara así, seguía haciendo siempre lo que le daba la gana, y a mí me gustaba.

Se separa lo suficiente, había distancia, pero solamente la que permitía que su barriga sobresaliente siguiera pegada a mí.

— Vete con ella, está bajo la sombra de su árbol —asiento— Yo voy a por su merienda.

— Está bien —yo me acerco a su boca primero, pero sonríe cuando voy bajando por su mejilla y cuello.

Se gira para ir hacia la cocina con calma. Yo suspiro entrando a la sala para poder salir al jardín por las ventanas de cristal que llegaban hasta el suelo.

Veía a Yun de lejos, con una manta sobre la hierba y parecía estar jugando sobre ella debido al buen clima.

_______________ ahora estaba de seis meses, y creo que nunca se me iba a borrar de la cabeza la imagen de ella al enterarse que efectivamente era niño. Soltó la risa más maniática y malvada que había escuchado en mi vida, y me dijo millones de veces que su hipótesis de la posición en la cama funcionaba.

A mí me dio miedo, ¿acaso era bruja o algo? ¿Qué clase de posibilidades había de que una posición en la cama te hiciera elegir el sexo de un bebé?

Cada día que pasaba me daba más cuenta de que me había casado con una mujer muy extraña.

Pero a mí me parecía preciosa en todos los aspectos, incluso con esa rareza.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora