Toso varias veces antes de empezar a estirarme abriendo mis brazos con pesadez. Me quedo quieta mientras suspiraba después de dormir lo que me daba la gana, y realmente haber dormido bien y sin dar vueltas por horas en el colchón.
Mi cabeza me había dejado dormir genial hoy.
Abro mis ojos moviendo mi brazo por el otro lado de la cama, pero suspiro de nuevo al notar la cama vacía. Cierto, ayer me dijo que se marcharía muy temprano a correr para inspeccionar la zona y el pequeño pueblo que había a diez minutos caminando.
Que pereza, yo no podía sobrevivir en las mañanas, yo no era persona hasta tomarme dos cafés como mínimo.
Me giro hacia su lado, pero no llego a cerrar los ojos porque había visto algo ahí. Me incorporo sosteniendo la sábana en mi pecho, y estiro mi mano hacia la almohada de Jungkook. Sonrío acercando esa pequeña flor morada hacia mí. ¿Por qué había dejado una flor ahí? ¿Lo hacía porque lloré la última vez que planeó dejarme despertar sola?
Mi corazón no lo soportaba, de verdad que era imposible.
Eran situaciones distintas, yo no lloraría sólo porque él se hubiera marchado, simplemente porque volvería más tarde; aquella vez fue una excepción, pero él no quería que yo estuviera triste.
Que tierno, iba a morir.
Sonrío moviéndome por la cama hasta estirar mi mano para tomar una camiseta grande que había en el suelo de él, y mi ropa interior. Me acerco al jarrón con tulipanes en la mesa para dejar esa flor ahí con el resto. Golpeo la mesa una y otra vez en un ataque de histeria nerviosa. Yo es que no podía soportarlo, era tan nuevo, pero siempre había pensado en tenerlo, que no era capaz de soportar que fuera una realidad.
Me gustaban los hombres, en especial uno de treinta y uno que me trataba como si yo fuera una lujosa joya a la que había que cuidar todo el tiempo.
Ahora sí que tenía lo que quería, no la huida de niños inmaduros asquerosos.
Casi salgo hacia el pasillo dando saltos para llegar a las escaleras. La casa era silenciosa la mayoría del tiempo, y mi madre me había dicho que tenía que contratar a gente para los exteriores y la limpieza profunda, tal vez también podía llamar a alguien para la cocina.
Echaba de menos a la señora Kim y su comida tan rica.
Entro a la cocina con ilusión y miro a mi alrededor como si todo esto fuera nuevo. Es que, mierda, era mi casa, yo ya tenía casa propia, y ahora tenía que usar mis ideas para tenerlo todo bonito y ordenador. Pulso el botón de la cafetera y abro el cajón enorme con demasiadas cápsulas de café con distintos sabores. Estaban ordenados todos meticulosamente, y obviamente mi café favorito estaba el primero.
Abro la parte de arriba para dejar caer la cápsula y me apresuro a dejar debajo la taza. Espero a que el café estuviera listo mientras dejaba mis brazos en la encimera. Que buen lugar era esta encimera para tomar asiento y mirar hacia fuera, había unas vistas geniales, y fuera había un jardín para pasar el rato demasiado perfecto.
Se notaba que mi madre se había encargado del exterior.
Giro mi rostro hacia la salida de la cocina al escuchar la puerta de la entrada abrirse, y el sonido de unas llaves y pasos. Sonrío dando unos pasos hacia allí. ¿Se me permitía expresar exactamente lo que yo sentía en este momento? ¿Podía actuar como me daba la gana sin que se molestara por eso?
Yo no quería que me hiciera a un lado o me dijera que no tenía ganas de que le siguiera, era muy duro de soportar el rechazo de alguien al que pretendías acercarte; y él dijo que no le gustaba que invadieran su espacio en exceso.
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Tortura +18 ©JJK
Fanfiction"La verdadera tortura era mantener en silencio lo que sentían el uno por el otro" En un mundo donde la rivalidad entre dos familias dedicadas al narcotráfico, apuestas y saqueos, los Jeon y Ryeo, se mantenía constante un odio marcado por la competit...