Aunque mi madre había reaccionado bien, y Kallia también se había alegrado; mi padre y Kija no estaban muy convencidos con lo que les dije. Cuando llegué a casa les dije que aceptaría el matrimonio con ese cabezón porque nos habíamos dado una tregua para conocernos, y me estaba gustando.
Todo mentiras, y mi padre y Kija lo sospechaban.
Tal vez había funcionado lo de hacer que todo el mundo supiera que realmente sí que había un matrimonio preparado, porque durante una semana había estado todo muy tranquilo.
Tan tranquilo que asustaba.
Por eso teníamos que presionar a esos desconocidos, y Jungkook había aceptado a ello, por eso tanto nuestras madres como nosotros íbamos a entrar juntos hoy por la entrada del lugar en el que se llevaría a cabo una apuesta común de carrera de caballos.
Aunque todo esto no quería decir que yo no fuera a participar y a ganar en esa apuesta.
Confiaba en mi intuición.
Miro atentamente hacia los hombres que vestían sus uniformes de equitación y analizo los caballos. Muchos de ellos me miraban mientras estaba ahí entre ellos, pero yo necesitaba fiarme del criterio.
— Si quiere apostar por el ganador, apueste por mí —miro a uno de esos hombres— Voy a ganar.
— Necesito motivos sólidos —uno mis manos en una sonrisa— ¿Cómo pretende que le confíe mi dinero sino me convence, señor? Aprenda a persuadir, por favor.
Él se queda quieto mirándome mientras yo seguía mirando al resto.
— No le haga caso, mi caballo es el mejor —empiezan a rodearme— He ganado las cuatro últimas carreras.
— Eso sí me interesa —él sonríe mirándome de pies a cabeza.
—Yo no confiaría tanto en alguien que ha tenido problemas en los últimos ensayos —siguen atacándose unos a otros.
— Yo no he tenido problemas, y voy a ganaros a todos —me mira— Así que apueste por mí... tal vez luego la invite a algo para celebrarlo.
— ¿Me va a invitar con mi dinero? —le doy una mueca disgustada— Me ofende, señor.
— No... es decir, la invito con mi dinero por el premio de...
Aquel grupo que se agolpaba frente a mí se mantiene en silencio. Muchos eran hombres de mi pandilla, y otros de la de los Jeon, por lo que se notaba demasiado la rivalidad entre ellos.
Al ver que se mantenían en silencio y que miraban a mi espalda, me giro un poco para ver cual era la razón de que algunos mostraran frialdad, y otros se inclinaran levemente.
Había llegado mi príncipe azul, y se veía igual de molesto que siempre.
— ¡Mi querido novio! —todos me miran mientras yo me agarraba a su brazo.
Sonrío de forma malvada para mirarle, pero no estaba quejándose o mirándome con furia como la única vez que había jugado con él de esta manera. Él seguía mirando a los participantes, y no me gustaba, me tenía que prestar atención a mí porque intentaba molestarle.
Que aburrido.
— Vamos —dice aún sin mirarme.
Me quejo levemente cuando me empuja con suavidad para que caminara mientras su mano estaba en mi espalda. Habíamos tenido una oportunidad buenísima para que se dieran cuenta de que estábamos enamorados y esas cosas.
— Acabas de echar a la basura una oportunidad de oro —me giro para hablarle de frente— ¿Qué pasaba si algún infiltrado fuera uno de esos hombres? —vuelvo a mirar al grupo.
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Tortura +18 ©JJK
Fanfiction"La verdadera tortura era mantener en silencio lo que sentían el uno por el otro" En un mundo donde la rivalidad entre dos familias dedicadas al narcotráfico, apuestas y saqueos, los Jeon y Ryeo, se mantenía constante un odio marcado por la competit...