NARRADOR.
Treinta y cinco años atrás...
El comienzo de las historias siempre esconden una gran infinidad de secretos, y en esta historia eso estaba muy presente.
Las historias de los dos jefes de las pandillas separadas nunca pudieron tener más que desenlaces fatídicos por la inminente separación que planeaba el que era el primer jefe de la pandilla a la que ellos pertenecieron de jóvenes.
Pero, ¿Cómo llegaron a la situación en la que ambos se enfrentaron de por vida?
Jeon Hwajun fue un niño que nació dentro de un matrimonio conflictivo por la ingesta de sustancias tóxicas. Hwajun fue obligado a robar para sus padres desde que era un niño, y nunca fue a la escuela debido al mal cuidado de sus padres, aunque ellos siempre contaban con él para absolutamente todos los planes.
Se convirtió en un adolescente audaz con ideas muy claras, lo que le llevó a conocer al jefe de aquella pandilla a la que sus padres debían mucho dinero, y él fue el pago por todas aquellas deudas. Hwajun se unió a la pandilla para pagar la deuda de sus padres, a quienes no volvió a ver nunca más en su vida después de ser abandonado.
Por otro lado, Ryeo Keun era el hijo pequeño de un matrimonio común de clase media. Él parecía ser un niño feliz que cada día caminaba a su escuela tomado de la mano de su hermana mayor; pero su infierno comenzó el día que vio con sus propios ojos como su padre asesinaba con violencia a su madre y a su hermana, siendo él el siguiente de la lista.
Aquel niño de tan solo seis años huyó con graves heridas y encontró ayuda; pero cuando la policía llegó a su casa, todos estaban muertos, incluso su padre acabó con su vida de un disparo seco en su garganta.
Keun quedó solo y fue llevado a un centro de cuidados de menores huérfanos, a la espera de que alguien quisiera adoptarlo; pero los días pasaron y la adolescencia llegó mientras aún él seguía en aquella cárcel de niños. Él veía a las personas adoptar a otros niños, o simplemente pasear desde el otro lado de las vallas, y siempre quiso salir para volver a sentirse libre; hasta que lo acabó consiguiendo al pedirle ayuda a un joven que pasaba por la calle en aquel momento y que siempre veía merodeando por la zona.
Esa fue la primera interacción que tuvieron Ryeo Keun y Jeon Hwajun, la de ser cómplices en la huída de aquel centro que jamás se preocupó en buscar al niño de vuelta.
Hwajun le mostró a aquel niño de tan solo trece años cuál era su humilde y pequeño hogar solitario, además de ofrecerle un techo junto a él y presentarle al jefe de la pandilla. Keun se unió a la vida del narcotráfico, y nunca se separaba de la espalda de aquel joven tres años mayor que él, al que enseñó materias básicas como lectura, escritura e incluso matemáticas cuando ambos contaban con tiempo libre en aquel apartamento diminuto.
Esa fue la forma en la que pagó al más mayor por su ayuda.
Prácticamente acabaron de criarse juntos, y ambos acabaron tomándose el cariño de hermanos solitarios, ya que eran los únicos niños de allí que no tenían a unos padres a su cargo, y ambos vivían solos en condiciones deplorables, con solo la compañía del otro.
Al menos hasta que ambos demostraron tener tanto poder y capacidad de liderazgo, que aquel jefe de la pandilla tuvo que comenzar a separarlos para que aquellos jóvenes no destacaran.
Y lo consiguió después de todo.
Hwajun en este momento se encontraba sentado sobre el suelo de uno de los almacenes de droga mientras veía como el sol se iba ocultando. Miraba con cierta preocupación una caja que contenía en su interior un colgante caro y lujoso, en el cual se había gastado mucho dinero, todo el que tenía, y el que pensaba regalarle a la mujer que le comenzaba a gustar.
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Tortura +18 ©JJK
Fiksi Penggemar"La verdadera tortura era mantener en silencio lo que sentían el uno por el otro" En un mundo donde la rivalidad entre dos familias dedicadas al narcotráfico, apuestas y saqueos, los Jeon y Ryeo, se mantenía constante un odio marcado por la competit...