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Había llegado el final de la semana y nadie había devuelto la droga, así que sólo quedaba actuar. Le había avisado, le había amenazado con que habría consecuencias y aún así no habían devuelto nada.

Pensaba que en algún momento quisieron de verdad llegar a una tregua, aunque fuera mediante un matrimonio, pero al parecer eso solo habían sido palabras vacías.

Incluso pensaba que quizás habían usado esa excusa para poder acercarse y saquearnos.

O incluso peor.

Aún así, yo estaba muy molesta, tanto que hasta la temperatura de mi cuerpo estaba demasiado alta, seguramente saldrían llamaradas de mi pelo. Le dije a mi padre que me encargaría de esto, y teníamos que darle la droga al cliente en una semana.

Yo no podía fallar, y menos contra un Jeon insignificante.

Por eso estaba haciendo todo lo posible para que mi padre se sintiera orgulloso de su sucesora, de la mujer que algún día estaría por encima de esos hombres que no confiaban en mí.

Tenía que hacerlo como fuera, y no me importaba exponerme a peligros.

Por eso él no iba a saber nada.

Me apresuro a entrar a una de las salas de mi casa con una enorme sonrisa y sosteniendo una taza con té. Intento no derramar nada mientras me acercaba hacia el hombre que estaba sentado frente a un portátil caro.

Él me mira cuando le acerco la taza y tomo asiento a su lado.

— Para ti —se la empujo levemente.

— Gracias —me da una sonrisa agarrando la taza.

Llevo mi mano a mi boca mientras la otra se apretaba y apartaba la mirada muerta de vergüenza. Que hombre más guapo, iba a morir, iba a tener un derrame nasal.

Jihu estaba ayudándome a rastrear movimientos con un señuelo de droga que habíamos dejado a los Jeon. Seguiría a esos que la robaran y me presentaría en esa guarida de mierda para matarlos a todos.

Hacía tantos años que yo no podía separar mis ojos de este hombre, tal vez caí como una idiota cuando mi padre lo contrató como rastreador y pude hablar un poco con él. Yo no era de impresiones físicas, pero él fue tan amable, siempre era tan amable y atento que me derretía de amor.

Deseaba ser vista, pero no por presión, sino porque él sintiera lo mismo.

Me había insinuado tantas veces sin obtener respuestas, que ya estaba pensando en la manera de lanzarme a decirle que sentía algo por él, que era el único hombre amable y caballeroso que había conocido en mi vida.

Necesitaba decirle que me gustaba.

— ¿Por qué los Jeon nos siguen saqueando? —le miro de nuevo— Pensaba que ahora estabas comprometida con Jungkook.

Frunzo mis cejas.

— No, yo estoy soltera —me mira— Muy soltera, nunca estaría con ese idiota —sonríe volviendo al portátil.

Yo le devuelvo la sonrisa con ilusión. Es que no podía concentrarme con alguien tan risueño y lindo a mi lado, era demasiado tierno, y a mí me gustaban las cosas adorables.

Estaba muy segura de que podría conseguir que me correspondiera, y cabíamos casados y con todos los hijos que él quisiera.

Yo me veía de blanco con él, no con ese idiota de Jungkook.

— Tal vez salgan las últimas coordenadas que encontramos —asiento viendo como tecleaba. Tenía buenas manos para agarrarme el trasero si quería— Las cámaras ya han captado como se la llevaban, y el rastreador de...

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora