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Sigo sonriendo mientras sostenía una cesta con comida en el interior. A mi lado, Gyuri miraba su teléfono mientras caminaba entre quejas. Como yo aún estaba eligiendo un coche nuevo y tenía que adaptarlo a mi gusto, pues me las pasaba en casa, y hoy ella había venido a verme.

Así que había preparado comida con las cocineras y nos íbamos de picnic después de que no lloviera en dos días.

Aunque hacía mucho viento.

— ¡Mierda, voy a salir volando! —mueve su pelo que se iba hacia todas partes. Me mira con molestia— ¿Y a ti el viento por qué no te afecta? —sigo sonriendo mientras caminábamos— Brillas hoy mucho, no puedo soportarte.

— Es que estoy tan feliz hoy... —mi pelo iba hacia atrás mientras lo sostenía mi diadema.

— Eso me pone de peor humor —la codeo haciendo que se tambaleara— Tú y yo somos un dúo, no puedes estar de buen humor y yo no.

— Pues te aguantas —me adentro a la hierba alta.

— Ay, ____________... nos van a picar los bichos —se queja agarrándose a mi brazo.

— Sólo es hasta ahí —señalo el lugar de césped bajo al que venía sola— Yo preparé este lugar para los picnics.

— Sí... lo se —dejo la cesta en el suelo y agarro la manta de tela— Dame, te ayudo.

Entre las dos estiramos la manta de cuadros azules para dejarla sobre la hierba y poder sentarnos. Tenía que aprovechar un día que hiciera bueno, vivir en el campo con lluvia siempre era aburrido.

— Toma, te he traído tu queso con mermelada —ella se acerca a toda velocidad.

— ¡Te amo! —me abraza con fuerza— ¡Si fuera hombre te dejaría embarazada para que fueras mía para siempre!

— Que palabras más enternecedoras... —la separo para ver como agarraba su queso.

— Oye, ¿Y por qué estás feliz hoy? —sonrío de nuevo cubriendo mis rostro y moviendo mis piernas con emoción— Pensaba que Jihu te había rechazado —asiento.

Eso era otro asunto.

Me sentí muy decepcionaba al escuchar que Jihu era como cualquier otro hombre, pero nunca derramaría ni una sola lágrima por una presencia masculina. Mi cabeza empezó a divagar entre todo lo que dijo, y de nuevo estuve rodeada de una oscuridad que me recordaba que yo no era suficiente.

Al menos hasta que apareció ese tonto que dijo algo que me gustó escuchar.

— Gyuri —agarro una de sus manos mientras masticaba— Han reconocido mi trabajo —frunce sus cejas.

— ¿Tu padre? —niego— ¿Tu madre? —vuelvo a negar— No entiendo...

— Jungkook —el queso cae a la manta mientras su boca quedaba abierta— Joder, Gyuri, vas a mancharlo todo... —agarro la comida y la meto en su boca haciendo que tosiera.

— ¿Cómo? Espera, ¿Qué? —yo agarro un pedazo de pastel de limón mientras asentía— ¿Jungkook? —asiento— ¿Jeon?

— ¿Qué otro Jungkook conocemos?

— Dame contexto porque no entiendo nada y me estoy quedando muerta al divagar... —habla con confusión.

— Ayer fui a confesar mis sentimiento a Jihu al bar del señor Park —ella asiente— Me rechazó el desgraciado, y cuando fui a calmarme a ese parque que hay al torcer la esquina, el idiota supremo me siguió hasta allí.

— ¿Por qué?

— No se, para tocar la moral supongo —ella ríe— Hablamos sobre lo que pasó en esa emboscada —sigo sacando comida para dejarla a nuestro alrededor— Y tuvo un pésimo intento de disculparse por decirme puta frente a nuestras familias —abre su boca— Pero lo importante es... —la miro— ...que me halagó por haber hecho bien el trabajo en la emboscada, y me dijo que sin mí podría haber salido todo muy mal —aplaudo.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora