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NARRA JUNGKOOK.
Aquella firma nos había servido de mucho para acercarnos a la persona detrás de todo esto, pero había sido decepcionante ver que la firma pertenecía al antiguo dueño de aquella fábrica de chips.

Pudimos comparar las fechas de la compra-venta con la fecha en la que aquel desconocido dejó de ser el dueño, y no coincidían.

Quien fuera había estado realizando venta de droga bajo firma del antiguo dueño, y seguramente lo habían hecho para despistarnos. Eran unos hijos de puta, todo el mundo que estaba junto con quien estuviera detrás de esto, eran unos completos hijos de puta.

Y yo me frustraba demasiado rápido por culpa de toda esta mierda.

— Jungkook, aquí estás —giro para ver a mi secretario salir por las puertas del hotel— Tengo noticias.

Este hotel tenía una pequeña plaza redonda por donde estaban los coches con los equipajes. Todo estaba lleno de jardín que aún no tenía muchas flores, y la carretera y piedras estaban limpias.

Lo único bueno de haber venido era poder respirar el aire que venía directamente de la playa, la que estaba a escasos metros de aquí.

— ¿Qué pasa? —bajo mi brazo sosteniendo un cigarro.

— Seguimos trabajando en encontrar a quien buscas, pero tenemos esto, y quizás te interese —me muestra su IPad— El hombre de la firma, el antiguo dueño de la fábrica, malvendió el negocio ya que iba a la quiebra por deudas —explica— Al parecer sigue aquí en Jeju.

— ¿Lo has localizado? —asiente.

— Cada noche va a derrochar ese dinero que ganó al casino que hay en el centro de la ciudad —asiento— Ha tenido varios problemas con distintas personas... sobretodo con prostitutas del servicio del casino —le miro con confusión— Al parecer les mete mano y alguna vez ha abusado de alguna.

Podríamos crear algún plan con ese idiota ludópata. Tal vez él nos daría algún tipo de información que nos acercara a nuestro objetivo, porque cada vez que encontrábamos algo, se interponía algo peor de por medio.

— Avisa a ____________, tenemos que tener un plan para ir en la noche a sacarle información —cierra el IPad.

— Me temo que no puedo hacer eso —le miro.

— ¿Por qué?

— Su secretario dice que _____________ salió —suspiro.

Esta mujer hacía lo que le daba la gana siempre, y no podía estar ni un segundo quieta, era como una cría con problemas de conducta. Su pierna ya se había curado y ella ya corría de allá para acá.

Y lo peor es que nunca avisaba.

— ¿A dónde ha ido? —niega.

— No lo ha dicho... pero al parecer salió hace una hora —frunzo mis cejas— ¿No la has visto? Estáis en la misma habitación.

— Se escabulle sigilosamente al parecer —le hablo— Intenta localizarla —asiente— Estoy seguro de que si la llamo no me devolverá la llamada.

— Les pediré a los de...

Ambos giramos nuestro rostro al escuchar un timbre de bicicleta.

— ¡Hola! —levanta uno de sus brazos mientras sonreía acercándose sobre una bicicleta blanca— ¡Ya regresé!

Comienza a dar vueltas a nuestro alrededor con esa bicicleta mientras ambos la mirábamos. Llevaba un vestido de tirantes, y se trasparentaba alguna especie de bañador. Detrás de la bicicleta había un bolso con cremas y una toalla, y también llevaba su pelo recogido y gafas de sol.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora