Tortura +18 ©JJK

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NARRADOR.
La guerra a ciegas entre las dos pandillas y sus enemigos desconocidos acababa de empezar.

Mientras algunos eran engañados, como era el caso de Shin y Hima, los que tenían sus focos puestos en Tokio, donde supuestamente estaba la pareja enamorada disfrutando de unas vacaciones; los que un día serían los gobernantes de sus pandillas, aquellos que se odiaban, comenzaban a moverse para encontrar a quien fuera que había pretendido enfrentarlos para que se hicieran daño entre ellos.

Las dos pandillas enemigas buscaban al enemigo común entre ambos.

Y Ryeo ____________, junto con Jeon Jungkook, estaban muy dispuestos a encontrarlos por encima de todo.

Habían desplegado a todos los hombres que habían traído con ellos; aunque no fueran más de seis hombres, y ahora estaban dispersos por aquella fábrica. Al llegar pudieron visualizar puertas cerradas, pero fueron capaces de romper el seguro de una de las puertas traseras y desactivar la alarma que había allí.

Cosa que les dio ventaja para investigar el lugar.

— ¿No parece que realmente hacen chips de teléfonos? —habla ____________ mientras caminaban juntos por uno de los pasillos.

— Sí... tal vez hayan seguido con la tapadera —Jungkook se detiene, haciendo que ella se girara a mirarlo— Esto es un despacho.

Jungkook se adentra primero, y _____________ no pierde el tiempo en seguirlo hasta aquel despacho.

Estaba ordenado, y se notaba que la presencia de una persona había sido la culpable de ello.

— Tú registra esas carpetas —habla _____________ señalando las estanterías— Yo voy a copiar el ordenador entero —toma asiento en la silla.

Jungkook ve cómo encendía el ordenador y sacaba de la pequeña mochila que llevaba unos cables para conectar a un teléfono que no había visto antes.

— ¿Sabes sobre informática? —ella niega tecleando.

— Soy precavida, y no salgo de casa sin mis labiales favoritos, o un virus informático para emergencias —le muestra un pendrive gris— Con esto se abren todos los candados de seguridad.

Jungkook se mantiene fijo mirándola. De nuevo se había adelantado a las ocasiones, si estuviera él sólo no sería capaz de conseguir nada de ese ordenador; pero _____________ era muy audaz.

Y eso le gustaba aunque no se percatara de ello.

— Haz algo, no te quedes ahí parado —le riñe.

— Sí —él se apresura a llegar hasta las carpetas.

Comienza por sacar una y la abre viendo facturas que poco le interesaban mientras los segundos se volvían minutos.

____________ esperaba pacientemente a que la barra blanca de los datos fuera cubriéndose de azul para duplicar la información en el disco duro que había traído. Mientras, miraba hacia el hombre que seguía sacando carpetas y revisándola.

Parecía de forma inconsciente, pero lo revisaba de pies a cabeza; desde su pelo hacia abajo, hasta las botas verdosas que llevaba, y su cabeza divagaba bastante.

Ambos habían llegado a un acuerdo con la habitación del hotel, y se turnarían la cama por noche, mientras el otro dormiría en un sillón grande en una de la sala principal; y ____________ sería la que comenzaba a dormir esta noche en la cama.

Todo eso costó casi dos horas de discusión y amenazas entre ambos.

— Hay algo aquí —ella parpadea despertando de sus pensamientos y somnolencia— Parece una caja fuerte.