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NARRA JUNGKOOK.
Incluso yo creo que recibiendo toda la tortura que recibió ________________, y sintiéndome mal con mi entorno, me vería mucho más destrozado que ella. No entendía esa capacidad de estar hace un mes sin poder abrir la boca, y ahora no poder cerrarla.

— Por fin... —paso la página de mi periódico escuchándola a mi lado. Veo como se pone en pie— Al fin vuelvo a ser yo...

Aparto mis ojos de las noticias para mirarla. Superficialmente ya casi no tenía heridas, aunque sí cicatrices variadas. Su pelo seguía corto, pero ella sabía cómo acomodarlo para que se le viera bien, y aunque se había quedado más delgada, seguía combinando la ropa de manera que se le viera increíble.

Sobre la mesa había una caja de zapatos y ahora mismo se los había colocado. Sube una de sus piernas para dejar uno de los zapatos sobre la silla.

— Admira eso —lo señala— Siete centímetros de tacón de aguja dorado... una reliquia de colección.

— Muy bonitos —sonríe bajando la pierna.

Mira hacia todas partes. Esos zapatos fueron los que compró con el dinero que le di la última vez que tuve que traer y contar lo de una misión de intercambio.

Ahora siempre iba mirándome con ojos de cachorro como si nada por si caían algunos billetes y podía comprarse algo más.

— Ahora toca la parte importante... —parecía seria— Hay que ver si soportan mi estilo de vida guerrero.

— ¿Qué significa...?

Frunzo mis cejas al ver como echaba a correr hacia la salida de la sala. Se suponía que aún debía guardar reposo, pero incluso ya corría y saltaba hacia todas partes. Escucho sus pasos de un lado a otro en el pasillo, así que vuelvo al periódico con calma mientras agarraba mi café.

Había vuelto su hiperactividad.

El doctor le dijo que podría dejar la medicación la semana que viene, y como la doctora que le daba terapia había tenido unos días libres, ella había estado adelantando ese trabajo con _______________. Ya se veía muy bien, casi como sino le hubiera pasado nada realmente.

No, tal vez incluso mejor que eso.

Era gracioso ver cómo se daba golpes leves en la frente cuando parecía sobrepensar de más, y como se disculpaba con ella misma al burlarse soltando algún comentario destructivo hacia su persona.

Seguía las órdenes de su terapeuta al pie de la letra, y parecía ir bien.

Giro mi rostro hacia la puerta al escuchar esos golpes de tacón acercarse de nuevo.

— ¡Funcionan! —grita entrando de nuevo— Tú solo imagínate dar una patada con estos siete centímetros de lujo y fabulosimiento.

— Esa palabra no existe, existe fabulosidad —me mira con molestia mientras yo bajaba la mirada para ver sus zapatos— Pero debe doler... en unas partes más que otras —sonríe.

— Exacto, son un arma letal —me señala— Estoy preparada para la tortura —une sus manos— Voy a hacerles daño a esas perras, pero mientras me veo divina.

La miro mostrando indiferencia hacia esa aura oscura que subía por sus hombros. El modo macabro de esta mujer era inquebrantable, tenía que salir de ese efecto sola; era parecido a los sonámbulos, podría haber problemas si te acercabas cuando estaba en ese estado.

Yo ya sabía cómo sacarla de ese modo sin salir herido en el proceso.

— Estás preciosa —solo mueve sus ojos hacia mí, relajando su expresión— Has conseguido volver a ser tú, como querías —intenta evitar sonreír mientras sus hombros bajaban.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora