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Estaba agotada, mi cabeza estaba tan cansada que prácticamente no podía concentrarme en una sola cosa.

Fue tan doloroso estar casi toda la noche despierta llorando de terror mientras Jungkook me apretaba para que no fuera a ninguna parte. Creía que me quedaría sin aire, y todo porque él no quería que me marchara, aunque obviamente yo no iba a hacer lo que él quisiera.

Por eso me había marchado igual.

¿Por qué mierda ahora le importaba que me fuera a otra habitación cuando había demostrado que le daba igual lo que la gente me hiciera o dijera de mí? Yo pensaba que podría estar protegida con Jungkook, pero ya veía que no.

Si él no quería castigar a nadie de su propia pandilla, ¿entonces que podía esperar yo? Prácticamente no tenía nada que hacer contra eso, yo había perdido y ya.

Jungkook quería el matrimonio para fines políticos y nada más, y yo como una idiota había pensado que todas esas mentiras podrían ser porque me apreciaba realmente. Seguía siendo una ilusa a ojos de los hombres, pero ya estaba cansada y no podía hacer nada.

El notario nos haría firmar nuestro matrimonio pasado mañana, así que me casaría y viviría una vida miserable bajo el dominio de un hombre que seguramente empezaría a tratarme mal cuando ya fuera de su propiedad.

Y prácticamente tendría que seguir soportando a esa puta que no me dejaba vivir en paz.

Subo las escaleras de la casa de mis padres mientras me cubría con mi abrigo y sostenía la bolsa que había preparado con ropa. Iba a venirme a casa de mis padres, no podía soportarlo, necesitaba asimilar que toda mi vida sería igual a partir de que firmara el matrimonio.

Necesitaba pedirle a mi padre que me abrazara y me dijera que él seguiría ahí siempre.

Igual que hacía cuando era pequeña y lloraba hasta quedarme dormida en sus brazos; yo quería volver a experimentar eso.

Entro a la casa notándolo todo igual de silencioso que siempre, pero en vez de ir hacia el pasillo en el que seguramente podría encontrar a mi padre en su despacho, decido ir hacia las escaleras para subirlas y dejar mis cosas en mi habitación.

Si mis padres no querían hacerme compañía esta noche, le pediría a Kija o Kallia dormir con ellos, sabía que si estaba sola en mi cama no iba a poder cerrar los ojos, necesitaba no estar sola.

No sentirme sola aunque hubiera alguien a mi lado.

Sigo caminando hacia mi habitación, pero me sobresalto al escuchar unos golpes secos provenientes de la habitación de Kija. Miro hacia la puerta, y luego escucho un quejido y llanto junto con los golpes.

Vuelvo a sobresaltarme al escuchar un golpe muy fuerte.

— K-Kija... —corro hacia su puerta, intento abrir pero estaba cerrada— ¡Kija, ábreme! —le escucho llorar— ¡Kija!

Suelto mis cosas y tomo impulso para patear la puerta una y otra vez con todas mis fuerzas, aunque ahora fueran pocas. ¿Y si había entrado alguien y le estaban haciendo daño? ¿Y si se había hecho daño y no podía pedir ayuda?

— ¡Kija, ya voy, a-aguanta...!

Vuelvo a tomar impulso y esta vez pateo el pomo con mis botas hasta romperlo. Empujo la puerta un par de veces hasta que consigo abrir. Entro a toda velocidad para verle en el suelo, tumbado de lado y llorando. Había cosas rotas por el suelo, y entre esas cosas estaba su cuaderno de bocetos y su máquina de agujas para tatuar.

Todo estaba destruido.

Corro hacia él al escucharle llorar con claridad.

— Kija —me dejo caer de rodillas en el suelo y le ayudo a incorporarse. Veo sus manos heridas, e incluso había algún corte en su rostro— ¿Q-Qué ha pasado...? —llevo mis manos a sus mejillas con preocupación.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora