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Siempre había disfrutado ver como las cosas se desmoronaban, pero lo de esa noche me había tocado la moral bastante.

Sí, yo era consciente de que mi forma de ser era demasiado brusca, pero a quien lo le gustara, pues que no se acercara a mí y listo; pero no me gustaba que la gente insinuara que todo mi trabajo, y todo lo que yo me esforzaba por sobresalir entre puro hombre, fuera sólo por supuestamente tener sexo con otros hombres poderosos de por aquí.

Estaba harta de que la gente joven dijera esas cosas, y si lo decía Jeon Jungkook me volvía loca entonces.

Tendría que haberle dado tres cachetadas más por imbécil.

Yo me prometí portarme bien, incluso apenas levanté la cabeza al inicio para no decir nada malo o mirar con frialdad a aquella familia. Mi padre y yo nos comportamos, pero Jungkook sacó mi peor lado.

Y yo no había sido reñida por mis padres porque sabían que yo tenía la razón.

No era de buen gusto que te llamaran puta por tus logros, pero esta sociedad gobernada por hombres le tenía miedo al éxito de una mujer independiente y con buenas tetas.

— ¿Y qué vas a hacer? —no miro a Gyuri mientras caminábamos por el lugar en el que se llevaría a cabo la pelea de la apuesta de hoy.

Miro a mi alrededor viendo ese ring mientras pasaba mis manos por la tela de mi falda para acomodarla.

— ¿Supones que voy a hacer algo? —ella sonríe agarrándose a mi brazo.

— Siempre haces algo —sonrío caminando hacia las escaleras.

— Se llama venganza con clase —subimos las escaleras hacia la parte más alta, el lugar donde servían comida y siempre había grupos de mujeres— Necesito que me sigas el juego.

— Me encanta seguirte el juego —sonrío.

Ambas terminamos de subir las escaleras y visualizamos a varios camareros allí.

— Bienvenidas —nos saluda uno de ellos— Si quieren tomar asiento, tenemos una mesa ahí.

— Gracias —le sonrío tirando de Gyuri.

Tomo asiento junto a la barandilla y visualizo a las personas que había abajo. Era capaz de ver a mis hermanos con amigos, y a mi madre hablar con las madres de mis amigas.

Sigo moviendo mis ojos para ver en un lado a la señora Jeon junto a otras mujeres, y giraba su rostro levemente hacia mi madre con preocupación.

Me daba lástima esa mujer. Ella fue amable en el tiempo que duró la cena, y mi madre me había hablado bien de ella, pero su esposo y su hijo eran de lo más molestos.

Que mala suerte, ella sí sería una buena suegra, era perfectamente el estereotipo de sino puedes con el hijo, pues únete a su madre.

Vuelvo la vista hacia las mesas para ver la cantidad de mujeres jóvenes que había a nuestro alrededor, y muchas nos miraban. Sonrío levemente uniendo mis manos cubiertas por guantes negros, iguales a mi falda y bolso.

Ya era hora de empezar a jugar con Jungkook por todo lo que dijo en la cena.

— Ay, Gyuri... —suspiro fingiendo preocupación— Últimamente no estoy muy feliz.

Veo una leve sonrisa juguetona en los labios de mi amiga, pero instantáneamente muestra preocupación por mí mientras estiraba sus manos para agarrar las mías.

— ¿Y eso por qué, amiga? —ya había mujeres mirándonos, pero no todas— No me digas que es por lo que ha pasado con tu prometido... Jeon Jungkook —eleva un poco la voz.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora