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NARRA JUNGKOOK.
Estaba muy furioso, y había estallado completamente con mi padre. La fiesta de compromiso fue un desastre, tanto que ______________ quiso marcharse sin volver a entrar a la fiesta después de aquello.

Lloraba de una manera tan dolorosa que prácticamente me vine abajo, incluso sabiendo que le grité a Lea que sino se cambiaba de ropa, yo cambiaría el color de su vestido a rojo por la sangre que derramaría al matarla.

— ¿Qué mierda le pasa en la puta cabeza, papá? —golpeo la mesa de su despacho de la casa con molestia.

— Su padre ya se disculpó... —suspira— Incluso el señor Ryeo ya le envió una amenaza a su familia... no puedo hacer nada más que apoyar a alguien de nuestra pandilla.

— _______________ es tu nuera, no Lea —él no dice nada— ¿Por qué mierda tenemos que ser tan blandos?

— Ya sabes que su padre no es un simple subordinado, Jungkook.

— Me importa una mierda, papá —me señalo a mí mismo— _______________ ni siquiera me ha mirado a la cara en la mañana, y no ha abierto la boca —mi voz se vuelve desesperada— ¿Sabes acaso lo que he tenido que rogar para que al menos no se fuera a otra cama anoche?

Mi padre suspira mirando hacia los documentos en la mesa. Yo giro echando mi pelo hacia atrás y pasando mi mano por mi rostro con frustración.

Yo la seguí, y los dos nos marchamos a la casa. Durante todo el camino solo lloró en silencio, y al llegar a la casa quiso encerrarse en alguna habitación de invitados, pero conseguí detenerla. No me dirigía la palabra, y tuve que estrujarla para que no se marchara de la cama anoche.

Esta mañana no abrió la boca, solo se mantuvo sentada sobre la encimera y mirando a la ventana junto con un café demasiado lleno, y de nuevo tenía sus ojos llenos de lágrimas. Le insistí tanto para que al menos se despidiera de mí cuando le dije que vendría a la casa de mis padres, pero ella no dijo nada.

No estaba molesta, no había molestia en su rostro, solo mucha tristeza.

Y eso me destrozaba a mí.

Yo había dicho que tenía que hacer las cosas bien, pero Lea no me permitía hacerlas.

— Papá, yo necesito soluciones... —le hablo con desesperación mientras le sonreía con ironía— ...porque sino voy a volverme loco y voy a matar a Lea... y me va a dar igual.

— Jungkook...

— ¡Jungkook, nada! —le grito. Él suspira volviendo a mirar a la mesa— ¡Ya deja de defender a los socios y escúchame a mí, yo soy tu hijo, no esos hijos de puta!

Él levanta su cabeza y me sostiene la mirada.

— Jungkook, créeme que pienso en ti más que en otra cosa —mis brazos caen— Tu matrimonio se llevó a votación hace unas semanas.

— ¿Mi matrimonio a...? —doy un paso hacia él— ¿Os habéis vuelto locos? Hablamos de mi matrimonio —me muestro frustrado— De lo que yo quiero.

— ¿Sabes el porcentaje que salió entre los socios para _______________? —le miro fijamente con preocupación— tres por ciento... y porque mi voto cuenta el doble que el resto —mis hombros caen— Nadie quiere la unión con los Ryeo, ni siquiera para motivos diplomáticos o pacíficos... sólo el señor Lee aceptó porque ella salvó la vida de su hija en el incendio, pero no es suficiente —niega— En cambio... todos sugirieron otro matrimonio.

— Como nombres a Lea, juro que me voy a volver loco, papá... —casi susurro mientras mis puños se apretaban, y mi mandíbula ya dolía de lo apretada que estaba.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora