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Mañana nos iríamos a Jeju y yo ya tenía todas mis maletas preparadas, porque sí, yo me rehusaba a llevar una sola maleta pequeña, iba a llevar cuatro de las grandes para que cupiera todo.

¿Qué pasaba si la estancia se alargaba por no encontrar pistas o algo así? Obviamente yo no iba a repetir mi conjunto de ropa tantas veces, además de que en Jeju haría sol, un tiempo mejor que aquí, y yo quería ir a la playa y a pasear en bicicleta por el paseo marítimo.

No todo iba a ser trabajar, ¿no?

Desde que Jungkook me dijo el lunes que nos iríamos el jueves, he tenido que trabajar a toda velocidad para no dejar nada por hacer, además de tener que engañar a Shin para que se marchara a Japón cuando yo me marchara.

Pero aún no teníamos información que nos acercara a una localización exacta de Jeju.

Agarro mi abrigo morado mientras veía a Gyuri sentada en el sofá de su casa. Ella me mira elevando su mirada de su teléfono.

— ¿A dónde vas?

— A la casa del incendio —asiente— Jungkook dice que tiene algo.

— O quizás sólo quiere verte para besarte de nuevo —suspiro agarrando mi bolso del mismo color que mi abrigo— ¡Ánimo, seré madrina en la boda!

— ¡Qué no habrá boda! —asiente sonriendo— Lo que tú digas, luego vuelvo.

— ¡O no, y te vas a una cita!

La ignoro para llegar a la puerta y salir de la casa. Como no sabía cuánto tiempo estaría en Jeju, había venido a ver a mi amiga. Iba a ser muy aburrido estar en una isla con un idiota y otras hombres idiotas que pretendían seguir órdenes.

Me iba a aburrir mucho, tenía que hacer muchos planes sola, y eso era aburrido.

Camino por las calles con restos de tierra en las aceras hasta poder ver aquel terreno con personas que aún tenía escombros calcinados. Era una lástima, no pude verla por las llamas, pero estaba segura de que sería una casa muy linda, y ahora no era nada.

Miro a mi alrededor mientras me acercaba a esos escombros. Jungkook estaba en el centro del suelo que se había conservado dándome la espalda y parecía mirar a unos hombres que trabajaban con brochas y unas máquinas que buscaban algo.

— Oye —se gira lentamente mientras yo me hacía sitio entre los escombros para pasar— ¿De verdad queda algo útil aquí?

Pateo con cuidado de no dañar mis zapatos esos escombros extraños. Era un mal lugar para llevar tacón de aguja, me podía partir la cabeza literalmente.

Miro hacia una de mis manos cuando noto como él la toma, e incluso me ofrece también su otra mano. La acepto para no matarme hasta llegar al lugar donde él estaba antes. Suelto sus manos a toda velocidad para llevarlas a mi bolso que estaba colgado en mi hombro y empiezo a mirar alrededor.

¿Cuál era la razón por la que siempre tenía las manos cálidas? Yo ni dejándolas sobre un radiador conseguía que se calentaran las mías.

— Yo tampoco creía que se pudiera conseguir nada aquí, pero pasamos algo por alto —le miro. Él saca aquella pequeña caja de activación de la supuesta bomba, así que me acerco un poco para mirarla— Uno de los investigadores la abrió para desconfigurarla por si tenía algún tipo de rastreador —la abre sin dificultad y veo un montón de cables sin sentido.

— ¿Tenía rastreador? —pregunto con confusión sin entender nada.

— No, mira esto —señala la parte trasera de los cables.

— Dame —se lo arrebato— Soy miope y no llevo lentillas ahora —lo acerco a mi rostro de forma exagerada para ver unas letras bordadas en aquel material.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora