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Cierro un cuaderno para abrir el otro y mirar los tipos de tela que tenía ahí. Había apuntado la tela que Kallia me dijo que le gustaría para su vestido de su fiesta de cumpleaños, pero aún tenía que llamar para que le tomaran las medidas.

Como había estado fuera un mes y unos días, se me había acumulado el trabajo aquí, sobretodo sabiendo que mis hermanos cumplían dieciocho años en diez días, y que yo iba a encargarme de todo.

Tenía el diseño de la tarta, la pastelería a la que tenía que llamar, el tipo de decoración que querían, la gente a la que iban a invitar de sus amistades, y los que vendrían de parte de mis padres; al fin y al cabo era el día en el que pasarían a ser mayores de edad.

Y ambos estaban emocionados.

— Descansa un poco y habla con tu amiga —se queja Gyuri pasando los canales de la televisión de la sala— He venido a verte después de que no estuvieras aquí por un mes, y me ignoras.

— Tengo diez días sólo para preparar un cumpleaños... —se levanta para venir hacia la mesa en la que yo estaba— Es muy poco tiempo...

— ¿Y por qué lo preparas tú y no ellos? —toma asiento.

— Porque yo soy la que tiene un cuaderno de ideas —ella sonríe tomándolo.

— Que pena que te dediques a darle tus ideas a los demás —elevo mis hombros con indiferencia— Tú no celebraste tus dieciocho.

— ¿Con quién lo iba a celebrar? —comparo dos patrones de color— Sólo te tengo a ti... y tampoco es para tanto, no he celebrado nunca mi cumpleaños con los demás —explico— Siempre con mi familia y ya.

— ¿Hacemos una fiesta el año que viene? —la miro con ironía— No digas que no puedes invitar a nadie.

— Pero es la realidad —tomo asiento y suspiro— Es... absurdo que la cumpleañera celebre su cumpleaños y que vengan más conocidos de sus padres y hermanos que suyos —me sostiene la mirada— Me conformo con prepararles las fiestas a mis hermanos.

Gyuri suspira con cansancio.

¿Quién en su sano juicio celebraría una fiesta de cumpleaños sino podía invitar a nadie? Ya lo intenté una vez, y fue tan patético que acabé tomándole terror al día de mi cumpleaños cuando era una niña. Cada año lloraba y me negaba a soplar las velas de mi tarta, y ahora de adulta era un día triste y ya.

Pero mis ideas podían servir para Kallia y Kija, siempre me encargué de prepararles sus fiestas, y cada año vi lo felices que eran al ver que todo quedaba como ellos querían.

— ¿No me vas a contar nada más sobre tu viaje en Jeju? —la miro.

— Ya te he contado.

— Sí, me has dicho que te heriste, que sedujiste a un pervertido por un plan de información, que conociste muchos lugares bonitos, y que follaste como una perra en celo la mayoría de los días —la miro con molestia hacia su voz divertida— ¿Cómo puedes tener sexo con el hombre al que siempre insultas con rabia?

— La primera vez fue porque estábamos muy borrachos... ya luego fue pasando porque nos poníamos muy cachondos —ella ríe como una maniaca— En realidad no fue tan malo el compartir algunos momentos con él... y la cama, eso fue realmente increíble —sigue riendo— Me divertí mucho, y me invitó a todo, incluso pagó el hotel y los regalos para recuerdos.

Yo era muy sincera, y si la experiencia no había sido mala, no iba a mentir diciendo que la había detestado. Obviamente Jungkook y yo chocábamos mucho y discutíamos constantemente, pero también fuimos a la playa, cenamos comida rica, visitamos lugares bonitos, y hablamos sobre cómo era nuestra posición de responsabilidad en las pandillas.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora