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Giro mi cuerpo para mirar hacia atrás de nosotros, pero no nos seguía ningún vehículo. Jungkook y yo estuvimos esperando a que nuestros padres acabaran con aquel hombre desconocido para nosotros mientras poder sacarle información a los hombres que los subordinados habían atrapado.

Al parecer todos eran hombres que también pertenecieron a la antigua pandilla, ya que al parecer se conocían entre todos los antiguos afiliados. No dijeron mucho, sólo que ese desconocido al que llamaban jefe siempre quiso vengarse de nuestros padres, y que el objetivo desde el inicio fuimos Jungkook y yo.

Agradecía que yo hubiera sido un objetivo y no mis hermanos, porque a ellos sí les podrían haber hecho mucho daño, sobretodo a Kallia que era como una florecita pequeña y frágil que odiaba la violencia.

Al final mi padre y el señor Jeon salieron, y nos pidieron volver hacia el casino donde estaba el resto de subordinados y nuestras familias. Ellos se quedaron dando órdenes sobre qué debían hacer con los cuerpos y aquellos traidores que seguramente morirían; pero no tardaron mucho en seguirnos, debían ir unos escasos kilómetros detrás de nosotros.

— Ya llegamos —vuelvo a mirar al frente cuando habla Jungkook.

Veo allí a mi madre, mis hermanos y también a la madre de Jungkook junto a varios hombres importantes y armados de ambas pandillas. Al ver a mi madre acercarse al vehículo, abro mi puerta para salir.

Ella agarra mi brazo con fuerza y me hace pegarme a ella en un abrazo demasiado asfixiante.

— Mi pobre niña... —frunzo mis cejas.

— ¿Pobre por qué?

Me separa de nuevo a toda velocidad.

— ¿Estás bien? No te hiciste daño, ¿verdad? —me mira por todas partes con preocupación.

Niego viendo directamente sus ojos rojos que sostenían lágrimas. Cuando vuelve a abrazarme, sonrío devolviéndole el gesto. Ella siempre lo pasaba fatal en estas cosas, siempre estaba nerviosa de un lado hacia otro cuando mi padre viajaba lejos por misiones así de peligrosas; si ahora se unía su hija, entonces eran llantos asegurados.

Giro mi rostro para ver que la madre de Jungkook sostenía sus manos, y no parecía preocupada en absoluto, como si ya estuviera acostumbrada a que su hijo hiciera esta clase de cosas; aunque aún así también se acercaba a abrazarle.

Era gracioso que Jungkook fuera tan alto al lado de su madre, me parecía tierno.

— ¡Ahora nosotros! —sonrío cuando mi madre me suelta para que esos dos mellizos idénticos me abrazaran también.

Mis hermanos fueron tan pequeñitos cuando nacieron que me causaba tristeza verlos tan mayores ahora. Mi madre me dejaba vestirlos, me dejaba ayudarla a darles de comer cuando crecieron un poco, e incluso jugar con ellos y enseñarles a hablar.

Tal vez hubiera sido de las épocas más felices de mi vida.

Me giro separándome de mis hermanos al escuchar a mi madre gritar de forma exagerada. Esos gritos eran iguales a los míos, era como verme reflejada en un espejo. Ella corría hacia uno de los coches mientras alzaba sus brazos, e incluso mi padre tuvo que cargarla un poco cuando saltó sobre él como si le viera después de toda una vida separados.

Mis dos hermanos se golpean entre ellos mientras también se apresuraban a llegar hasta mi padre, así que les sigo con calma, y viendo que la familia de tres miembros de la otra pandilla estaban a lo suyo junto al otro coche.

Más bien los dos escuchaban con atención algún tipo de regaño de la mujer que parecía ser la única que podía hablar ahora.

Al ver que mi padre hablaba con mis hermanos, dejando sus manos en ambas de sus cabezas, me apresuro a llegar hasta ellos y tomo impulso para subir a la espalda de mi padre. Él gira como si intentara encontrarme mientras yo sonreía.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora