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Me dolía, pero era soportable.

Con toda la buena dieta que estaba haciendo, el reposo, y las medicinas, había recobrado bastante fuerza, y yo estaba segura de que podría caminar bien aunque mi pierna aún estuviera un poco débil.

En ese aspecto me estaba sintiendo mejor, pero de ánimos no podía decir lo mismo.

Pedirle el divorcio a Jungkook me había hecho mucho daño emocional, ni siquiera yo misma sabía que me afectaría tanto; no sabía hasta donde había dejado a Jungkook acercarse a mí, estaba demasiado cegada y no me daba cuenta de ello.

Pero aún así, yo tenía que conseguir que Kija dejara de recibir ese trato denigrante, yo tenía que divorciarme para que él pudiera volver a hacer lo que le gustaba.

Tenía que conseguir que Jungkook accediera, pero es que era tan bueno y tierno conmigo todo el tiempo, que no podía mirarle sin echarme a llorar.

Mi corazón se sentía estrujado al mirarle.

— Si te duele al caminar, me lo tienes que decir —asiento agarrando sus manos con fuerza mientras estaba en pie.

Miro hacia el suelo mientras daba algunos pasos con cuidado y torpeza. Él sostenía mis manos y daba pasos hacia atrás mientras me ayudaba a sostenerme. Cierro mis ojos con fuerza por aquel leve pinchazo de dolor en mi pierna, pero era soportable, ni siquiera era la mitad de dolor que sentí los primeros días de curas.

Vuelvo a abrir mis ojos al sentir como su agarre en mis manos se iba aflojando, incluso había soltado una de ellas; pero mi respiración seguía siendo pesada y dura por las quejas que soltaba hacia el dolor.

— Te voy a soltar —niego muchas veces— Voy a seguir aquí, yo te atraparé si te tambaleas...

Mis ojos se llenan de lágrimas mientras me soltaba. No me sentía triste por el dolor, sino por sus palabras. Siempre era tan así, tan considerado y dulce mientras yo intentaba ignorarle, no hablarle o evitarle cuando en las noches quería acercarse.

Quería que él quisiera divorciarse por yo no ser suficiente, pero es que no parecía rendirse.

Y yo ya estaba desesperada.

— Mira, muy bien —habla con emoción— Estás caminando sola —asiento.

Me costaba, pero podía dar unos pasos sola. Estaba segura de que sí seguía haciendo esto, podría caminar con normalidad en unas semanas, yo estaba acostumbrada a sanar rápido, ya era costumbre.

Muevo mis manos hacia él, estirando mis brazos. Él agarra mis manos para sostenerme; yo suspiro con alivio, me daba miedo que mi pierna fallara y pudiera caerme hacia el suelo.

— ¿Ves cómo ibas a mejorar? —elevo mi cabeza para verle— Sigue así, estás haciéndolo muy bien —sonríe levemente.

Veo como su sonrisa se borra para mirarme con preocupación cuando yo misma noto las lágrimas bajar por mis ojos hacia mis mejillas.

Yo es que no me lo merecía, no había hecho nada para que se comportara así. No sabía la razón por la que me era imposible volver a verle con el odio que intenté sentir al verle al lado de esa zorra, y pretendiendo que no pasaba nada cuando claramente me estaba menospreciando.

Yo quería creerle a él, pero es que me daba miedo después de haber confiado en tanta gente que me traicionaba tarde o temprano.

Me daba miedo cruzar la puerta hacia donde él estaba.

Agacho mi cabeza sin soportarlo, y empiezo a llorar intentando no hacer mucho ruido. Noto como eleva mis brazos hasta que lo rodean por sus hombros, y sus brazos me envuelven para llevarme hacia la cama. Él toma asiento, y deja mis piernas sobre las suyas mientras mi frente chocaba con su hombro.

Tortura +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora