23- Emma + Carlos = ¡Peligro!

417 57 6
                                    

Admito que creí tener un ambiente incómodo al ser acompañada por Carlos, pero él resultó ser de lo más conversador. No obstante, estoy segura de que se encuentra enojado porque interrumpí su luna de miel. Espero que no me maldiga. Y hablando de maldiciones…

—¿Les pasó algo fuera de lo común? —pregunté mientras íbamos en el caballo.

—¿Cómo qué?

—No sé, algo que no estaba en los planes.

Sentí el cuerpo del pelirrojo ponerse rígido.

—Ahora que lo dices… —incluso sin verlo, pude percibir la oscuridad de su presencia—. Recibimos una visita de mi madre.

¿Carlota? ¿¡No asistió a la boda, pero no tuvo problema con molestar la luna de miel de su hijo!?

—Y fue con Beatriz —masculló, furioso—. Sol estaba muy enojada.

Y no me sorprende, con esas chismosas en la casa, no debieron ni tener relaciones en paz.

Creo que Emma estaba muy enfadada cuando lanzó la maldición de: “Quiero que Sol no disfrute su luna de miel”. Con la llegada de su suegra y cuñada, dudo que haya podido disfrutarla.

Por otra parte, ¿qué fue lo otro? Si mal no recuerdo la maldición de Carlos fue: “Que Carlos sea un bruto con ella”.

Emma nunca especificó. ¿La maldición se habrá activado en su noche de bodas? ¿Por eso la pasaron tan bien? ¿Eso quiere decir que Carlos fue un semental gracias a Emma?

Lo estoy pensando demasiado.

(…)

Sabía que este momento llegaría, y quise evitarlo a toda costa. Me quedé mirando detenidamente el edificio frente a mis narices. Ester, Emma y Dante esperarían mi llegada en la Academia de Arquería.

Eso será horrible.

—Carlos —inicié con sutileza.

¿Cómo le digo que tiene que cooperar con la tipa que intentó matar a su esposa? No hay forma decente de decirlo, seré directa.

—Emma está aquí también —solté.

¿Cómo es la frase cliché de los libros juveniles? Sí, es esa de “me fulminó con la mirada”; bueno, eso aplicaría para una persona normal, pero lo que hizo Carlos con la mirada fue escarbar en mi alma y hacerme arrepentirme hasta de mi nacimiento.

Hablando en serio, ¿existe palabra en el lenguaje capaz de describir la indignación, rabia y odio en sus ojos?

—¿Qué…? ¡Yo la desterré!

¡Incluso su voz cambió! ¿¡Sufre de doble personalidad!?

—Ella ha cambiado —le aclaré.

—¿Y qué? Lo que hizo no podrá borrarlo nada.

Apreté los labios e hice un esfuerzo para ponerme en su lugar. Sin embargo, también me puse en los zapatos de Emma.

—Tú tomaste la decisión de fingir un amorío con Emma sin detenerte a pensar en el daño que le harías a tu prometida.

Mis palabras lo hicieron retroceder, espantado del monstruo que era meses atrás.

—Pero ahora aquí estás, casado con ella y haciéndola feliz, tú, quien en una ocasión le rompiste el corazón. Ella te dio una oportunidad y hasta ahora has demostrado merecer su perdón. Cambiaste. ¿Por qué Emma no puede cambiar también?

—Lo que yo cometí no se compara con lo que ella hizo.

Puse los brazos en jarras.

—Pues, lo que ambos cometieron, sin importar si fueron graves o leves, se llaman errores, y los humanos solemos cometerlos a menudo.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora