9- Quienes lastimen a los míos arderán en el infierno.

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Sol Hayden:


Leonardo accedió a recibirme en su mansión, consciente que, si estoy aquí sin avisarle previamente es por un tema de suma importancia. El ama de llaves me guio hasta el despacho del conde Campbell, el cual, al ver mi rostro, dejó los saludos a un lado y fue directo al grano.

—¿Qué ocurre? —Se quedó de pie hasta que yo tomé asiento.

—Necesito de tus informantes, Leonardo —hice a un lado las formalidades y lo tuteé, estaba demasiado enfadada como para pensar en ser educada—. Hay una persona a la que quiero que ellos investiguen.

—¿Quién?

—La baronesa Rosett Marisol.

—Nunca he oído de ella.

—Es la esposa del mayordomo personal de mi padre.

—¿Y fue baronesa?

—Así es.

—Muy bien… —Tocó una campana cerca de él y minutos más tarde, entró Willer, el mayordomo e informante de Leonardo—. Willer, quiero que me hables de la antigua baronesa Rosett Marisol.

—Como ordene, conde Campbell —hizo una reverencia y prosiguió a explicar—. La baronesa, anteriormente llamada Rosett Hilson, de cuarenta y dos años de edad, es la hija menor de la familia Hilson. Cuando ella tenía catorce, su hermano mayor, John Hilson asumió el puesto de barón, sin embargo, murió cinco meses después; luego fallecieron Dina y Cora, las otras dos hermanas de lady Rosett, convirtiéndose en la baronesa única...

Este hombre es increíble, solo necesita un nombre y da la información necesitada. Ya había estado antes en presencia de Willer Stuart, según el conde, solía ser mercenario en el Reino de las Nubes. Es apuesto, si es preciso agregar, jamás había sido partícipe de un cabello tan oscuro como el suyo y de unos ojos más violáceos que aquellos.

—… Además, se casó con Antonio Marisol tras la muerte de su esposa y hasta hoy ha conservado el apellido...

Tras decir esa última explicación lo interrumpí.

—¿Mató a su hermano barón y a sus hermanas para asumir el puesto de baronesa? —Ambos me miraron en silencio; Leonardo, temeroso por la gravedad de mi insinuación y Willer con agradable calma—. Luego asesinó a la esposa de Antonio y se casó con él para acercarse a la familia Hayden.

—Es muy interesante lo que dice, señorita, pero solo son conjeturas. No me parece correcto que difame sin pruebas.

—Leonardo. —pronuncié su nombre en modo de advertencia y ambos nos sostuvimos la mirada. Sus ojos marrones casi negros y mis ojos verdes no se desviaban. Éramos muy orgullosos, los dos. Yo sabía lo que esa mujer le había hecho a Killian, pero el conde no tenía ni idea.

Estoy enojada.

Recuerdo el rostro de Killian cuando me habló de todo el daño que le habían hecho y después rememoro la dificultad que empleó para hacerlo. Lo hirieron, lastimaron a una de las personas más importantes en mi vida y eso no soy capaz de perdonarlo. Aunque, siendo honesta, nunca soy capaz de perdonar nada.

Pude haber estallado de frustración e incluso me vi capaz de lanzar todos los objetos de la mesa en el suelo en medio de una rabieta nada apropiada. Pero, no me sentía con ganas de eso. A veces es necesario reprimir intenciones, ya sea debido a que estas implican un daño a otros o a uno mismo.

Tal vez, si en vez de reaccionar como despechada al acabar con mi ex, hubiera mantenido la calma y pensado en mí, no estuviera llena de odio.

Sacudí la cabeza, alejando pensamientos que no tenían que ver con el asunto.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora