Mateo maldijo y sacó su arma, él y Rob recibieron disparos en el hombro y la pierna, pero consiguieron eliminar a los soldados que estaban junto a Rainbow. Stelar tembló cuando puse mi mano en su hombro. Mi cerebro no funcionaba con normalidad, parecía una máquina cuyas órdenes eran sencillas: mátalos, mátalos a todos y no dejes a nadie vivo.
Pateé —con una fuerza que no sabía que tenía— el abdomen de Stelar, haciéndolo vomitar sangre y dejándolo seminconsciente en el suelo.
La fiereza de mi mirada no alteró a Rainbow, quien sujetó con su mano sana otra pistola y me apuntó.
—¿¡Qué significa esto!? ¿¡Un motín!?
La diferencia entre Stelar y Rainbow era clara: el capitán no estaba para nada asustado de una simple subordinada que parecía haber olvidado su lugar. Disparó. La bala rozó mi mejilla, solo intentaba asustarme.
—La próxima te volará el cráneo.
Aquí la única que te volará el cráneo…
Seré yo.
Volvió a disparar. Mis ojos se detuvieron en la trayectoria de la bala. Fui capaz de esquivarla, cosa que jamás pensé poder hacer. Le apunté al entrecejo y disparé, aprovechando su sorpresa por no haberme matado.
La bala atravesó su cabeza.
El cuerpo muerto del capitán cayó inerte sobre el césped.
Había matado a un hombre.
Y la culpa no me consumía.
No sé qué es peor.
Me jalaron el brazo y la mirada de reproche de Mateo me recibió.
—¿¡Estás loca!? ¡Acabas de matar a la única forma de salir de la miseria!
Pude haberle refutado, diciendo que, bajo la protección de alguien como Rainbow, acabaríamos muertos tarde o temprano.
Pero, en lugar de eso, señalé a las personas que seguían atadas, cuyo número inicial se había reducido por culpa de esas dos porquerías.
—Así íbamos a terminar algún día Mateo.
No fue capaz de responderme, no tenía manera de hacerlo.
—Está bien, Mateo —el alcalde George apoyó su mano en mi hombro—, Melissa hizo lo que creyó correcto —se giró hacia su esposa—. Camila, intenta usar tu poder para sanar a estas personas.
La esposa del alcalde se acercó a los heridos, con calma y paciencia trató de curar las heridas. Algunas lograban sanarse, con otras no tenía tanta suerte. Aún no era capaz de dominar su poder.
—Melissa —el llamado del alcalde me devolvió a la realidad—. No te sientas culpable, entiendo tu punto de vista. Mirémoslo desde otra perspectiva, ahora el que está al mando es el teniente Stelar, y nosotros lo tenemos amenazado.
No funcionará. En cuanto Jennox se entere de que Rainbow ha sido asesinado supondrá que Stelar lo emboscó y ordenará su asesinato, enviando a alguien igual o más ruin que el anterior capitán.
¿Qué has hecho Melissa? ¿Por qué permitiste que tu impulsividad actuara? Debo pensar con la cabeza fría, no puedo alterarme en esta situación.
—Melissa —Emma llamó mi atención—. Mis lobos han matado a los soldados en la hacienda, y uno de ellos encontró algo que nos puede interesar…
Uno de los lobos grises de Emma traía algo en su boca. Era una esfera púrpura, un ópalo del tamaño de una pelota de béisbol. Agarré el objeto con mis manos, percatándome de qué se trataba: una piedra portal. Con esto, se podría abrir un portal hacia cualquier lugar del mundo, con esto… podríamos salir de aquí.
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La Villana Merece un Final Feliz.
Fantasía¡A la basura el amor y los sentimientos! Si me traicionan no tengo por qué perdonar a nadie. ¿Qué soy? ¿Un Dios que perdonará todos los pecados? Un día desperté en el cuerpo de la villana de la última novela que leí. Soy la hija de un duque, tengo b...