7- Mi mayordomo es muy lindo, ¿no crees?

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Debe ser una broma de mal gusto. ¡Un sueño, eso es! Esto es solo un raro sueño que olvidaré en cuanto abra los ojos. Sí, tiene que tratarse de una pesadilla, porque, ¡esto no puede estar pasando! Él incrementó mi nerviosismo al acorralarme contra uno de los pilares del palacio.

—¿Me permite besarla entonces, señorita? —preguntó y entonces Killian… posó sus labios sobre los míos.

Me está besando.

Mi mayordomo me está besando.

Ya sé qué piensan, ¿cómo llegamos a esta situación? Pues, rebobinemos un poco el tiempo hasta los sucesos de esta mañana:

El bastardo de Carlos me llamó al palacio.

¿Por qué rayos Carlos me pidió venir al castillo? ¿Es que no tiene cosas que hacer?

—Nos vemos de nuevo, mi prometida —besó el dorso de mi mano—. Ese vestido te queda hermoso.

—Gracias, joven príncipe, usted se ve tan encantador como siempre. —La acostumbrada mentira salió sin vacilación de mis labios.

Carlos se había convertido en un joven condenadamente atractivo. Los rizos de su cabellera escarlata se desgreñaban con una facilidad entretenida. Me dedicó una dulce mirada a través de sus dorados ojos y tensó la firme mandíbula. Había dejado de ser un niño y ya estaba ganando los músculos y la complexión de un hombre.

Killian caminaba detrás de nosotros a una distancia prudente. Hacía una mañana increíble para sentarse a tomar el sol, pero hubiera preferido hacerlo con Karina, no con el príncipe mimado.

Llegamos al invernadero, dos sillas rodeaban una mesa con tazas de té. Tomamos asiento y bebimos en silencio. Mi mayordomo no se apartó en ningún momento y afortunadamente el príncipe infiel no se incomodó con eso.

—¿Y entonces? —Me quiero ir—. ¿Por qué me llamó?

—Como usted sabe, pronto será mi coronación —aún falta un año, idiota—, digamos que... no estoy muy entusiasmado con ello. Si soy honesto, no me molestaría abandonar la corona.

Casi escupo mi bebida.

¿Qué está diciendo? ¿Carlos no quiere ser rey? Eso es imposible, en la novela... ¿Eh? ¿En la novela...? No, creo que estoy equivocada, en la novela jamás se mencionó que Carlos quería volverse rey; yo supuse eso porque me pareció lógico. ¿Entonces, no quiere?

—¿Usted no desea ser rey? 

—No me imagino gobernando, no poseo el don, la corona es más el deseo de mi madre que el mío —se levantó y, sin detenerse a pensarlo, se arrodilló delante de mí—, sinceramente solo deseo casarme con la señorita Sol y ser felices juntos, ¿eso está mal?

Está muy mal, tarado.

Esas solo son palabras vacías. Si amaras tanto a Sol nunca la hubieras cambiado por Emma. No lo entiendo, Carlos se veía muy enamorado de Sol Hayden. ¿Por qué la reemplazó por esa chica? ¿Fue por decisión del autor? Porque mires por donde lo mires no tiene sentido. Nadie se enamora de otra persona de la noche a la mañana.

Carlos y yo convivimos un poco más hasta que fue momento de irme. El príncipe había sido llamado por el rey, así que me encaminé sola con mi mayordomo hacia la salida.

—Señorita, ¿usted realmente desea casarse con el príncipe Carlos?

—Por supuesto, lo amo. —mentí.

—¿Y qué hay del rey Ares? —preguntó repentinamente.

La mención de mi Innombrable desestabilizó mi paz. Rememoré los sucesos de la pasada semana en el Reino de la Lluvia. Mis labios cosquillearon al recordar aquella boca sobre ellos, dedicándoles emociones indescriptibles.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora