20- El corazón del demonio.

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Dante Arrow:


En mi habitación, rememoré una y otra vez la expresión de cierta rubia al decepcionarse con mis palabras. Por otro lado, llevé una mano a la mejilla, sintiendo un leve ardor producto a la bofetada que me propinó. Debería enojarme o entristecerme, pero, en realidad, me emociona.

¿Masoquista, yo? Jamás.

De esa habitación salí victorioso. Sol Hayden pasó años ignorándome, y al final, se vio incapaz de seguir haciéndome a un lado.

La única manera que tenía de llamar su atención era enfureciéndola. Escogí su odio por encima de la indiferencia que me profesaba.

Estoy enamorado de ella.

Y es extremadamente molesto que ella no sienta lo mismo.

—¿A tu hermana no le agrado? —Decidí preguntar en medio de las clases de piano. Damián detuvo su melodía al escuchar mi interrogante.

—¿Por qué crees algo así?

—Solo responde.

El rubio me dedicó una mala cara.

—Se dice "por favor".

—¿Sí o no? —balbuceé con fastidio.

—No creo que no le agrades… —Se quedó pensativo—, probablemente sea que, eres tan irrelevante para ella que no se toma el tiempo en ser amable contigo.

—¿Irre…levante? —Parpadeé, insultado.

—Sol suele ser distante con las personas que no le interesan, pero bueno, tú odias a todo el mundo, así que no tienes por qué preocuparte.

Se suponía que no debía afectarme, pero me hizo enojar, solo por el hecho de que yo pensaba en ella cada día, no podía dejar de preguntarme si me odiaba o no.

—Pero si es la joven duquesa Arrow, se ve radiante con esas joyas que le quedan horribles. —mencionó a mi hermana mientras le sonreía con falsedad.

—Y usted también, señorita Hayden sarcástica y sonriente, Diana formuló—: ese rojo de su vestido combina tan bien con sus ojos verdes.

Era como estar en un nido de serpientes venenosas.

—Diana, no seas inmadura. Le recriminé, esperando llamar más la atención de una señorita que de otra.

—Me disculpo, hermano.

—Buenas tardes, señorita Hayden. —saludé, comprendiendo que la rubia no me dirigirá la palabra.

—Muy buenas tardes, joven Dante —Ni siquiera se esforzó en fingir cortesía.

Sonríeme.

—¿Cómo se encuentra Damián? —pregunté, esperando alguna clase de reacción.

Uhm...

Vamos. Mírame.

—Mi hermano está recuperándose de sus heridas. Haber peleado contra el Reino de las Nubes lo dejó en un estado pésimo.

Háblame más.

—Dígale que lo iré a ver uno de estos días —me miró algo confundida—. ¿Qué pasa?

—Pensé que mi hermano no le agradaba.

—No malinterprete la situación, no es que me agrade, simplemente no lo odio. —Me encogí de hombros.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora