20- El corazón del demonio.

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Dante Arrow:


Crecí odiándolo todo. Odiaba a mi madre por habernos abandonado; odiaba a mi padre por permitirlo y no hacer nada más que dejarse llamar cornudo; odiaba a mi estúpida hermana que lo único que podía hacer era presumir su fortuna y belleza. Odiaba a los sirvientes que me obedecían solo por miedo a mi familia. Odiaba al rey, tan idiota y cretino; la reina, tan insolente y arrogante; Alexander, Beatriz y Carlos: envidioso, tonta e inútil, eran las descripciones perfectas para el trío incompetente de príncipes.

Yo soy Dante Arrow. “El duque demonio”. También odié ese nombre. Los odiaba a todos y todo. Pero… había una sola cosa que coronaba la montaña de odio, y esa era Sol Hayden.

La hija de la familia Hayden era una tonta niña que aparentemente estaba enamorada de Carlos, cuando me enteré de ese compromiso temí por el futuro del reino, un inútil y una enamoradiza ciega serían sus futuros gobernantes. Al conocerla en una cena con el ducado Hayden, me di cuenta de que era estúpida, no por su conducta, sino por no aprovechar su potencial y en lugar de eso desperdiciarlo comprometiéndose con alguien como Carlos.

Traté de acercarme a ella en más de una ocasión, y siempre me alejó, como si me temiera. ¿Por qué? No recuerdo haber hecho nada para ofenderla. ¿Por qué huye de mí? La curiosidad me carcomía. Necesitaba saberlo. Mantuve una relación estable con su hermano mayor; él y Albert se volvieron personas a las que no odié tanto, quería saber el motivo del desprecio que la joven duquesa sentía hacia mí. Harto, un día, fui directo con Damián.

—¿A tu hermana no le agrado? —decidí preguntar en medio de las clases de piano. Damián detuvo su melodía al escuchar mi interrogante.

—¿Por qué crees algo así?

—Solo responde —me miró mal.

—Se dice por favor.

—¿Sí o no? —me estaba desesperando.

—No creo que sea que no le agrades… —se quedó pensativo—, probablemente sea que, eres tan irrelevante para ella que no se toma el tiempo en ser amable contigo.

—¿Irre…levante? —me sentía insultado.

—Sol suele ser distante con las personas que no le interesan, pero bueno, tú odias a todo el mundo, así que no tienes por qué preocuparte.

Se suponía que no debía afectarme, pero me hizo enojar, solo por el hecho de que yo pensaba en ella cada día, no podía dejar de preguntarme si me odiaba o no; odio a todos, pero odio ser odiado. ¿Quién me entiende?, ni yo mismo lo hago.

—Pero si es la joven duquesa Arrow, se ve radiante con esas joyas que le quedan horribles —mencionó a Diana mientras le sonreía.

—Pero usted también señorita Hayden —le respondió sarcástica y sonriente Diana—, ese rojo de su vestido combina tan bien con sus ojos verdes.

Es como estar en un nido de serpientes venenosas.

—Diana, no seas inmadura.

—Me disculpo hermano.

—Buenas tardes señorita Hayden —saludé.

—Muy buenas tardes joven Dante —ni siquiera me sonrió al decirme eso; veo que me aprecia tanto como siempre.

Sonríeme.

—¿Cómo se encuentra Damián? —pregunté.

Vamos. Mírame.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora