23- Candado abierto.

617 67 11
                                    

Hay que admitir que Nicolás se ve encantador con esa corona en su cabeza. Los nobles estaban más que maravillados con la coronación del rubio. No solo era atractivo: tenía carácter, sabía hablar como rey, poseía carisma y era idéntico a su padre. La interrogante de quién era la madre del chico fue olvidada en cuestión de minutos. No importaba quién era su madre, él era hijo de Rafael.

—Muchas felicidades por su coronación, rey Nicolás —hice una reverencia—. Fue toda una sorpresa descubrir su parentesco con el anterior rey.

—Señorita Hayden, señorita Sharon —nos saludó a ambas—, son muy amables por sus buenos deseos.

—Le aconsejo que huya Majestad —comentó Karina.

—¿Y eso por qué?

—Si las damas lo perseguían siendo primo de un duque, imagínese ahora que es rey —los tres nos reímos.

—Pues sí, debería conseguir esposa cuanto antes —Se puso serio de repente—. Lady Hayden, le debo una disculpa por la conducta de mi hermano. Como hermano mayor y como rey, considero que fue una falta de respeto haber venido a la fiesta con una moza.

—Era su cumpleaños y Carlos ya no es mi prometido, no hay nada de qué disculparse.

—Además, no es como si alguien lamentara que te hayas separado de Carlos —mencionó mi amiga.

—Excepto Carlota, lleva mala cara desde ayer —dijo Nick.

—Pero mala cara y Carlota son mejores amigas —otra vez nos reímos por lo que dijo Karina—. Hablando de malas caras, no se pierdan la discusión de la parejita del año.

Los tres miramos "disimuladamente" hacia la dirección que apuntaba mi amiga. Carlos y Emma se susurraban improperios. Todo noble sabe bien lo que ocurre: están peleando. Se supone que no deben llamar la atención, pero no les está funcionando.

—¿Por qué pelean? —Nicolás los miró con duda.

Seguramente están terminando su “relación”. Ahora que Carlos no será rey, no tiene motivos para seguir con ella. Pero ella… ¿por qué olvidar a Ares con Carlos?

—¿Ah? —se me escapó el ruido de los labios. ¡Pero claro! Carlos no se parece en nada a Ares, será bueno para olvidarlo.

—¿De verdad cree que es posible? —miré a Karina y Nicolás, estaban hablando de algo que me perdí.

Nunca había visto a mi amiga tan emocionada. ¿Acaso…?

Observé al rubio y luego a mi amiga. Haré la vista gorda a esos sonrojos en el rostro de Nicolás.

Mi mirada recayó en la “parejita del año”, como los llamó mi mejor amiga. Parecían a punto de salir de allí, por lo visto la presión de la sociedad los abrumaba.

Una cabellera dorada ocupó mi atención. Estaba detrás de la parejita, me olvidé de Carlos, de Emma, de Sol Hayden, de toda mi vida; solo me dediqué a contemplar esa hermosa cabellera cuyo dueño tenía unos preciosos ojos rubíes y un rostro majestuoso. Mi corazón dio un salto y sentí un cosquilleo en mi cuerpo.

Posó su espléndido iris en mí y me estremecí. Lo sentí recorrer con sus ojos todo mi cuerpo, y me enorgullecí de haberme vestido tan bien. Tragué grueso cuando lo vi acercarse a mí. Casi por inercia caminé hasta llegar a él. Cuando estuvimos frente a frente esbozó una sonrisa que provocó otro salto a mi corazón.

—Señorita Hayden, se ve estupenda, es todo un honor verla hoy —besó el dorso de mi mano.

—E-El honor es —sentí mi rostro calentarse al notar su mirada en mi escote— mío. Y mis ojos están aquí —dije indignada.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora