32- Magia Oscura.

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Carlos Federico Hedwing:




Nunca he sido un hombre perfecto, tengo más defectos que virtudes y mi personalidad es un asco. Suelo insultar internamente a las personas que me molestan y también puedo mostrar expresiones faciales nada agradables. Tal vez por eso tengo magia oscura, porque nací con más sentimientos negativos que positivos.

Mi padre intercambiaba misivas con Nicolás, pero a mí no me escribió ni siquiera para felicitarme por mi boda. Mi hermano Alexander viajó al reino de la nieve y desde entonces no he sabido nada de él. Mi madre y Beatriz se instalaron unos días en la casa que comparto con mi esposa, pero lo hicieron con la intención de arruinar nuestra luna de miel.

En otras palabras, salvo mi esposa y mi hermano mayor, el resto de mi familia es un desastre.

No soy avaricioso, no pido ser el centro de sus universos, pero supongo que toda persona, independientemente de la edad que tenga, quiere recibir el apoyo de sus padres.

Según la reina Serafina, existen actualmente diversos magos oscuros en el reino de las nubes, sin embargo, ninguno logra dominar la magia oscura verdaderamente. Ni siquiera Jennox. La magia oscura es aquella que más se apega a las emociones de la persona. No basta con poseer pensamientos negativos, eso solo provocarían un despertar de la magia; para dominarla hay que saber cómo lidiar con esos pensamientos y convertirlos en una magia más poderosa.

«¿Qué es lo que más odias? ¿Qué tanto daño te ha hecho? ¿Cómo puedes dejarlo atrás?». Esas son las tres preguntas que hay que hacerse para alcanzar una dominación perfecta de la magia oscura.

Y, aunque entrené con la reina y he pasado más de dos meses en la guerra, sigo sin lograrlo.

—¡Príncipe idiota, van hacia ti! —el llamado de Emma me obligó a darme cuenta de la situación en la que me encontraba.

Tres soldados —magos oscuros, por cierto—, se aparecieron ante mí.

—Inmundos —musité.

Una cortina de humo oscuro me rodeó, era una especie de mezcla de magia ilusoria y oscura. Puse los ojos en blanco ante un truco tan sencillo. La base de la magia ilusoria es creerte las ilusiones. Pero si yo estoy claro de que es una ilusión…

En cuestión de segundos la cortina desapareció, dejando únicamente una nube de rayos oscuros sobre mi cabeza.

La barrera de Ester impidió que los rayos impactaran contra mí.

—Gracias —le dije.

—Cuidado, uno de ellos tiene una daga en la bota —espetó.

Seguro intentará apuñalarme en cuanto me tenga cerca.

Imbécil.

Solté un silbido que provocó una modificación en el aire. Mis enemigos se dieron cuenta. De la espada de uno de ellos apareció una monstruosa boca llena de dientes afilados, casi como cuchillos.

El grito desgarrador que soltó el arma hizo que su dueño se desmayara.

Con un movimiento de mis dedos, el arma comenzó a flotar. Básicamente los ataqué con ella, intentando asestarles un golpe mortal.

Troné mis dedos esta vez. Todos mis oponentes cayeron al suelo, convulsionando.

Sonreí son suficiencia.

—Eso es… Arrodíllense, tontos.

Un bufido detrás de mí borró mi sonrisa.

—¿Cómo te atreves a usar mi frase favorita, salamandra calcinada? —la impertinente de Emma puso sus manos en las caderas—. ¿Llamas a eso uso de la magia? Yo te enseñaré lo que son las artes mágicas. ¡Coralina, Trevor!

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora