Killian Marisol:
Hace seis años
Cerré la puerta detrás de mí y fui directo a la cocina donde me encontré con las criadas y de inmediato entregué los platos sucios del joven Damián. El día de hoy el pequeño duque me estuvo contando sobre lo buena que era su hermana en la arquería, lo cual me pareció inusual, después de todo, a las niñas de la nobleza no le suelen gustar demasiado las armas.
—Killian —escuché la voz de mi padre a mis espaldas y al voltearme, en efecto, era él—. El duque desea verte.
—Enseguida voy. —Ambos caminamos en dirección al despacho del duque, como es costumbre, no nos dijimos ni una sola palabra.
Para mi suerte, no tardamos en llegar al despacho de Klein Hayden, quien nos recibió con una sonrisa tan amable como su persona lo era.
—Killian, Damián me ha dicho que eres un excelente mayordomo —mencionó el duque—, me gustaría pedirte algo.
—Por supuesto, Excelencia, lo que usted desee.
—Eres tan serio como tu padre —dijo entre susurros—. ¿Te gustaría ser el mayordomo de mi hija?
—¿De la señorita Sol? —Tenía entendido que mi hermana atendía a la hija del duque.
—Recibí una carta de Lilian, afirmó que Sol no era la misma, estaba cambiada. Poseía una sagacidad indigna de alguien de su edad. Quiero que te mantengas cerca de ella y me informes si presenta algún tipo de problema.
—¿Qué hay de mi hermana?
—Ella no será capaz de ser más honesta conmigo de lo que será con ella.
¿Era posible negarse a la petición de un duque? Traté de conectar miradas con mi padre, pero él, como siempre, permanecía indiferente ante asuntos relacionados conmigo.
—Por supuesto que seré el mayordomo de la señorita Sol Hayden.
(…)
—Es un gusto conocer a la señorita Sol Hayden —hablé educadamente, realizando una reverencia—. Mi nombre es Killian Marisol, a partir de hoy seré su mayordomo.
Pareció confundida durante unos minutos, pero luego recuperó la compostura y me mostró una sonrisa que nunca creí ver en alguien como ella.
—Por favor cuida de mí, Killian. —No dudó en tratarme con gentileza.
(...)
Habíamos llegado de la mansión de los Sharon. Luego de lo ocurrido con la señorita Karina no he podido dejar de pensar en ello. ¿Por qué la señorita Sol me pidió que le avisara a su hermano de la estadía de Tania Grandbell? ¿Fue a propósito? ¿Tenía la intención de que ellos la vieran defender a la señorita Sharon solo para adular después? ¿Acaso era su forma de lucirse frente a Albert Sharon?
No pude evitar preguntarle, esa noche, cuando estábamos solos en la biblioteca. La respuesta, no pudo dejar de sorprenderme.
—Porque escuché lo sucedido entre las señoritas Grandbell y Karina, temí que pasara lo peor, por lo que quería asegurarme de que supieran de la presencia de Tania en caso de que ocurriera algún incidente.
No puede ser, ¿fue por eso?
—Comprendo. —No pude decir otra palabra, pues en mi mente se libraba una batalla conmigo mismo.
¿Cómo pude ser tan desconfiado? La señorita Sol es solo una niña de diez años indefensa y delicada. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué siempre pienso lo peor de las personas de la nobleza? ¿Por qué no dejo los prejuicios a un lado?
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La Villana Merece un Final Feliz.
Fantasi¡A la basura el amor y los sentimientos! Si me traicionan no tengo por qué perdonar a nadie. ¿Qué soy? ¿Un Dios que perdonará todos los pecados? Un día desperté en el cuerpo de la villana de la última novela que leí. Soy la hija de un duque, tengo b...