14- Momento a solas con el verdugo.

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Sol Hayden:


Cuando Damián se retiró me sorprendió que Dante no lo siguiera, se había mantenido quieto en una esquina junto con Nicolás. Karina, Albert y Leonardo me entretenían con sus temas de conversación. Killian alivió el dolor de la herida y ya estaba cicatrizando gracias a su magia.

—¿Cómo te sientes, Sol? —preguntó Karina. Poco después de haber despertado me disculpé con ella y con Leonardo por mi actitud de antes, al parecer, mi amiga había apaciguado al conde y este aceptó mis disculpas con una sonrisa.

—Estoy bien, no tienes que preguntarlo a cada rato.

—Nuestro médico te atendió, pero dijo que no deberías mover mucho la cabeza. —habló Diana con su arrogante voz, había llegado de repente a la habitación, seguramente porque quiso encontrarse con mi hermano.

—¿Necesita algo, señorita Sol? —Albert frunció el ceño con preocupación.

—Estoy bien, en serio. —Debo ir al palacio y hablar yo misma con el rey sobre la situación, supongo que es mi culpa por provocar a Beatriz, aunque no pensé que reaccionaría así.

—Me parece una falta de moral lo que hizo la princesa. —murmuró Nicolás.

—Primo, deberías retirarte a tus aposentos —intervino Dante—, no conoces de nada a la joven duquesa, tu presencia solo la incomodará.

Tu existencia sí que incomoda, Dante Arrow.

—Con permiso. —Nicolás se retiró, otorgándole al duque pelirrojo una mirada de sospecha.

—Yo también debería irme —agregó Leonardo con delicadeza—. Cualquier cosa que necesite, sabe que estoy aquí.

—El ducado Arrow le dará las atenciones necesarias —Se apresuró a mascullar el duque pelirrojo. ¿Por qué estaba siendo tan molesto el día de hoy?—. Albert, tú también deberías irte. Ve a hablar con Damián.

El duque Sharon estuvo a punto de objetar, pero la mención de mi hermano lo hizo pensárselo mejor.

Ya cuando quedábamos Karina, Diana, Dante y yo, una quinta persona se adentró a la habitación.

—¡Sol ¡Despertaste! —Escuché la voz irritante de Carlos.

Entró y su rostro se llenó de alivio al verme. Rápidamente redujo las distancias y se colocó junto a mi cama con los ojos cubiertos de preocupación.

—No tiene que preocuparse, príncipe —le aseguré, incómoda por la muestra de angustia—. Estoy perfectamente...

No me dejó terminar, pues estampó sus labios contra los míos.

Retuve la respiración, iracunda por estar siendo besada por el canalla que le rompió el corazón a Sol, sin embargo, no lo aparté; y eso fue debido a la Sol en mi interior, que disfrutó con creces aquel contacto instantáneo.

—¡Estoy tan aliviado de que estés bien, Sol! ¡Estaba tan preocupado! —dijo una vez se separó, como si no me hubiera besado frente a varios testigos.

—Solo fue un golpe en la cabeza, no hay necesidad de hacer tanto escándalo. —Dante se dirigió al ventanal de la habitación y contempló el exterior.

—Príncipe Carlos, creo que es mejor que se marche al palacio. —aconsejó Karina.

—Voy a quedarme con mi prometida.

—Creo que lo que hizo vuestra hermana fue suficientemente vergonzoso como para que usted tenga el descaro de...

—Está bien, Karina —detuve a mi amiga antes de que sacara a la Sharon que lleva dentro—. Carlos, ve y evita que cancelen el compromiso.

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora