2-Pequeño terremoto

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*Gavi*

-Yo soy Pablo-me susurró fermin en el oido imitandome y lo esquivé mirándolo mal-deja de mirarla es la mujer de un compañero.

-No la estaba mirando, imbécil-le dije y el asintió poco convencido.

-Ya, seguro, no has parado de hacerlo en todo el rato Gavi que somos como hermanos, te conozco-pase de su comentario.

Si es cierto que la había mirado, pero no por lo que mi amigo se imaginaba.

Lara era guapa, muy guapa, pero yo era muy observador y en cuanto la tuve cerca me fije que llevaba un golpe en la mejilla que no me gustó nada.

Calaba a la gente desde el primer momento siempre, y por una vez quise que mi instinto se equivocase.

Un pequeño terremoto rubio pasó por mis piernas corriendo detrás de un balón y tuve que esquivarlo para que no tropezase conmigo.

-Lo siento-me dijo justo cuando iba a decirle que tuviese más cuidado, pero la sonrisa de inocente que tenía me ganó por completo.

-No pasa nada campeón-le dije-ten más cuidado otra vez, ¿Vale? Aquí hay mucha gente-le dije agachándome a su altura y el asintió con su balón bajo el brazo.

-Gracias Gavi-me dijo contento mientras salía fuera a seguir jugando.

Me sentí raro, creo que era la primera vez que un niño de esa edad sabía quien era y no me pedía una foto o un autógrafo, aunque decidí dejarlo pasar sin más, seguramente sería el hijo de algún compañero y ni siquiera lo recordaba.

Siempre intentaba escaquearme de estas cosas y esta vez no iba a ser menos, salí fuera a jugar con los niños.

Lo que más me encantaba del barça era la cantidad de enanos que tenían mis compañeros, teníamos un mini equipo de distintas edades, aunque hoy sin duda destacaba uno y ese era el pequeñín con el que me había cruzado dentro.

Era de los más pequeños, pero sin duda era uno de los que mejor lo hacía.

-Samu cielo, nos vamos a casa-escuché que lo llamó alguien a mis espaldas, era ella.

El pequeñín se despidió de sus amigos con la mano y fue hasta su madre secándose el sudor de la frente.

-No mami, hace mucho calor-se quejó cuando su madre intentó ponerle el chaquetón y yo flipé, ¿era su madre? ¿Cuántos años tenía?

-Amor sabes que te lo tienes que poner que sino después te pones malito-le dijo ella y el pequeño lo aceptó poniendoselo.

Al girarse para que su madre le pusiese la otra manga me vio y me sonrió ampliamente, su madre cogió su mano para irse de ahí pero el lo paró.

-¡Espera mamá! ¿Tienes un papel?-le preguntó.

-Para que quieres ahora un papel samu-le dijo ella y el pequeño le siguió insistiendo a su madre hasta que ella se lo dio con un boli.

Miró a mi dirección y vino corriendo hasta mi sin esperarmelo haciéndo que me agachase a su altura.

-Perdon por molestarte pero, ¿podrías firmarme? Eres mi jugador favorito-me dijo tímido y yo lo miré sorprendido, era muy educado para su edad.

-Pues claro que te firmo campeón, ¿cuál es tu nombre?-le pregunté.

-Samuel-me dijo contento moviendo sus piernas ansioso.

Le firme el papel con una dedicatoria y Lara se acercó a nosotros.

-Muchas gracias, es muy fan tuyo-me dijo y yo sonreí tierno.

-¿Qué pone mamá?-Le dijo él dándole el papel a su madre para que se lo leyese.

-Para el minifutbolista favorito de Pablo Gavi, samuel-leyó su madre y el pequeño volvió a coger el papel contento.

-Muchas gracias Gavi-me dijo echándome los brazos y yo le sonreí agachandome de nuevo para darle un abrazo.

-Gracias a ti campeón, ya nos veremos por ahí-le dije poniéndole mi mano para que me chocase los cinco y eso hizo.

Lara me sonrió despidiéndose con la mano mientras el pequeño le contaba emocionado como se lo había pasado jugando al fútbol y los observe a ambos hasta que desaparecieron de mi vista.

*Lara*

-¿Podré ir a verle jugar, mamá?-me preguntó Samu, que no había parado de hablar de Gavi desde que habíamos llegado a casa.

Era su jugador favorito desde que el entendía de fútbol, ironías de la vida cuando tenía un padre futbolista.

-Claro amor, cuando vayamos a ver a papá-le dije arropándolo.

-¿Y podré llevar su camiseta?-me preguntó y yo asentí dándole un beso para dormirlo.

-Podrás hacerlo si ahora te vas a dormir y me prometes que no vas a tener miedo-le dije y el hizo una mueca nada convencido.

-Es que a veces tengo miedo-me dijo y yo le acaricié la mejilla, hasta que se me ocurrió algo.

-¿Sabes que Gavi nunca tiene miedo?-le dije y el abrió los ojos.

-¿Nunca?-yo negué y el me miró sorprendido.

-Y tu siempre dices que quieres ser como él-le dije y el asintió convencido-entonces...

-No debo tener miedo-acabó el reflexionando por si solo y yo asentí mientras le guiñaba un ojo-lo voy a intentar, ¿Vale mami?-me dijo y yo sonreí asintiendo.

-Vale cariño, buenas noches-le dije dejándole un beso en su cabecita mientras le apagaba la luz y le encendía la de su mesita de noche que era una luz más tenue.

-Buenas noches mami, te quiero-me dijo mientras se abrazaba a uno de sus peluches.

-Yo más, samu-le dije cerrandole la puerta de la habitación.

Respiraba paz cuando Toni no estaba en casa.

Aun recordaba todo lo que me había hecho esa misma mañana y me daba asco la propia cama.

Solo deseaba que Samu se hiciese mayor pronto para poder separarme de él. Cuando no pudiese hacer nada para separarme de mi hijo lo dejaría sin mirar atrás.

Me miraba al espejo desmaquillada y me lleve la mano a mi mejilla que tenía una rojez, si cerraba los ojos aún podía sentir sus manos apretando mi cuello mientras me embestia sin pudor y decidí salir del baño y no mirarme más al espejo.

Me daba asco de mi misma.

Cerré los ojos mirando al techo cuando me tumbé en la cama disfrutando de que no estuviese en casa y sin quererlo la imagen de hace un rato de Gavi con Samu volvió a mi mente.

Los ojos de admiración con los que lo miraba mi hijo, y el gesto de Gavi de agacharse a firmarle y abrazarle.

Se veía buen chico.

Y justo cuando parecía que iba a coger el sueño escuché la puerta de la entrada y mi cuerpo se tensó.

Me puse de lado mirando hacia mi lado de la cama y cerré los ojos haciéndome la dormida para cuando entrase él, que no tardó en hacerlo con un olor horrible a alcohol.

Escuché como se desvistió torpemente y se tumbó a mi lado hundiendo el colchón por su lado.

-Lara-me llamó, pero me hice la dormida.

Soltó un bufido enfadado que me hizo tensarme, aunque conseguí relajarme cuando a los cinco minutos lo escuché empezar a respirar más relajado, se había dormido...

(CONTINUARÁ....)

Gavi es muuuy observador

MARCAS DE GUERRA-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora