38-Ocho meses

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-Ocho meses después-

*Gavi*

-Venga Gavi, lo estás haciendo muy bien-me dijo uno de los fisios mientras yo seguía corriendo en la cinta por unos minutos más, le puse todo el empeño y las ganas que podía por el tiempo que me quedaba-genial tío, eres un crack-me dijo cuando me bajé de la máquina exhausto.

-Gracias tío-dije chocandole la mano mientras cogía mis cosas para andar hasta la ducha.

Habían pasado ocho meses exactos de ese fatídico día que tuve el accidente que hizo que perdiese la memoria del último año.

Tardé una semana en despertar del coma en el que me dejó, pero despertarme fue una de las peores sensaciones que había tenido en mi vida.

El tiempo había pasado para todos menos para mi mente.

Recuerdo decirle al médico que solo hacia tres meses que había debutado en el primer equipo, que nunca había jugado en la selección...que tenía dieciocho años recién cumplidos....

Y no era así. Nadie me decía nada, nadie se atrevió hasta que recibí la noticia.

"La pérdida de recuerdos a partir del momento de la lesión se conoce como amnesia postraumática. Puede durar desde unos minutos hasta varias semanas o varios meses según la gravedad de la lesión cerebral."

Me costó muchísimo aceptarlo, pero gracias a mi familia y a mis amigos lo había conseguido superar.

No solo fue la amnesia, sino que el accidente dejó en mi secuelas físicas que me habían dejado fuera de los terrenos de juego por todo este tiempo, pero con trabajo y dedicación estaba a punto de volver a empezar, y muy ilusionado.

Mi teléfono en el bolsillo sonó y cuando vi de quien se trataba decidí volver a guardarlo mientras suspiraba cansado.

Ana.

Se había pasado todos estos meses a mi lado, cerca de mi en mi recuperación pero yo ya no sentía lo mismo y no había manera de que le entrase en la cabeza que yo no quería estar con ella.

Y me daba pena dejarla porque era la única que había estado ahí siempre aparte de mi familia.

Llegue a casa cansado, mis padres se habían mudado a mi casa después de que saliese del hospital asique cuando llegue estaban mis padres y mi hermana esperándome para cenar.

-¿Qué tal hoy?-me preguntó mamá dejando un beso en mi mejilla.

-Bien mamá, todo bien-le dije y ella sonrió asintiendo.

-En diez minutos esta la cena-me dijo y yo asentí.

-¿Y papá?-Le pregunté y ella me señaló el jardín con la cabeza.

Fui hasta ahí y lo encontré podando los pinos del fondo del jardín que llevaban meses abandonados.

-Te ayudo papá-le dije y el me miró.

-Coge las ramas de ahi-me dijo y yo asentí.

Me gustaba empezar a sentirme útil, porque me había pasado los primeros meses casi sin poder hacer nada.

Empezamos los dos a quitar ramas, palos, pinchos, hasta que me fije al quitar una de ellas que había algo detrás de los pinos.

Frunci el ceño confuso y mi padre me miró extrañado.

-Hay algo ahí abajo-le dije agachandome.

-¿El qué?-me preguntó y yo estire mi mano para agarrarlo.

Una pelota pequeña de colores.

Miré a mi padre que de repente se había puesto un poco blanco, y juraría que hasta lo vi tragar saliva.

MARCAS DE GUERRA-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora