47-La caja

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*Lara*

Mis padres se sorprendieron muchísimo cuando llegaron y vieron a Gavi, pero no era para menos.

Lo invitaron a pasar el día en casa y también a quedarse a dormir, y el aceptó la propuesta sin dudarlo.

Samu no se había separado de él en todo el dia, incluso ceno sobre su regazo sin querer soltarlo, como si no quisiese que volviera a irse nunca o le diese miedo volver a perderle.

Y a mi me pasaba lo mismo, se que teníamos una larga conversación pendiente y que eso cambiaría mucho las cosas.

Él nos estuvo contando todo lo que había vivido estos meses, los sueños, el dia que encontró la pelota de Samu y sintió la necesidad de cogerla, y la última conversación que había tenido con su padre el día anterior.

Como volvió a soñar con nosotros, buscó la carta de madrugada y gracias a eso todos los recuerdos volvieron a él.

Después convenció a la chica del hospital para conseguir nuestra dirección y se presentó aquí sin esperar más.

-Es increíble el poder del amor-empezó mi madre emocionada de escucharle hablar, pero es que no era para menos, había recordado por leer mi carta y eso era increíble.

-Lo es, y lo importante es que ya estas aquí hijo, no te machaques más-le dijo papá poniendo una mano en su hombro.

-Es imposible no hacerlo, llego ocho meses tarde-dijo decaído mirando de reojo el carrito donde dormía Martina mientras soltaba un suspiro.

Yo cogí su mano para entrelazarla con la mía y sus ojos se encontraron con los míos, brillantes, con ganas de romper a llorar de nuevo, pero llenos de amor.

-Llegas justo a tiempo para no perderte un solo detalle-le convencí con mi mejor sonrisa y el solo me pegó a él achuchandome contra su cuerpo con samu, que estaba sobre sus piernas.

Estuvimos un rato más hablando, samu contándole que había empezado el cole, sus nuevos amigos...y hablando de unas cosas y otras llegó la hora de irse a dormir.

Mi padre le dejó a Pablo unos pantalones cortos para que pudiese dormir cómodo junto con una camiseta.

Fuimos pasando uno a uno por la ducha, y después los dos fuimos a dormir a samu a su habitación.

-¿Estarás cuando me despierte, verdad? Sino no me duermo-dijo él abrazando a Pablo que estaba tumbado con él en su cama.

Pablo sonrió triste peinando su flequillo y asintió.

-Yo mismo voy a despertarte, ¿Vale?-le dijo y mi hijo lo miró.

-¿Me lo prometes?

-Te lo juro, mi campeon- le dijo Gavi y samu asintió sonriente cerrando los ojos.

Nos costó mucho que se durmiese, porque cada vez que intentábamos hacerlo él abría los ojos acordándose de algo que contarle a Pablo, y así nos dieron casi la media noche hasta que por fin cayó rendido.

Nos levantamos de la cama los dos dejándole la lámparita de noche encendida porque no le gustaba dormir con completa oscuridad y andamos hasta mi habitación.

Cerré la puerta al entrar y salió de ambos abrazarnos con todas nuestras fuerzas.

El primer sollozo salió de sus labios, el siguiente de los míos.

La sensación de no poder retroceder el tiempo, de haber parado ese maldito accidente seguían ahí, pero por lo menos lo tenía conmigo.

-Lo siento mi amor, lo siento-sollozó en mi cuello casi sin poder hablar.

MARCAS DE GUERRA-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora