*Lara*
-Papi hoy en el recreo hemos jugado un partido de fútbol en el patio y he sido el máximo goleador y el profe me ha felicitado-le contaba samu a Gavi mientras comíamos en silencio, cosa rara en nuestra casa.
-Que bien campeón, estoy muy orgulloso de ti-le dijo al pequeño besando su cabeza y samu sonrió orgulloso.
Desde la llamada con mi madre se había quedado serio y pensativo y justo después se había ido a por samu mientras yo hablaba por teléfono con mi madre.
Ni siquiera me había mirado desde que había llegado y a mi eso me estaba poniendo nerviosa, ¿que le pasaba?
Me levanté de la mesa después de sentirme incómoda y cansada, Pablo ni siquiera me miraba y eso era muy raro en él.
-¿Mamá?-mire a samu-¿No tienes hambre?-me preguntó mi pequeño viendo como dejaba mi plato sobre la encimera prácticamente sin haberlo tocado.
-Estoy cansada cariño, más tarde como-le dije dándole un beso en la cabeza.
Cogí a Martina de su hamaca para subirla conmigo y miré por última vez a Gavi, que tenía la vista fija en la comida mientras apretaba la mandíbula serio, y finalmente subí a nuestra habitación para darle de comer a Martina y dormirla un poquito.
*Gavi*
No estaba bien.
No lo estaba porque conocía a Lara y sabía...que era tan buena que si ahora Toni empezaba a darle pena ella...ella podría volver con él, y yo estaba que me moría de la angustia en el pecho que se me había creado después de leer esa puta noticia.
No le deseaba el mal a nadie, y aunque muchas veces en mi mente se lo había deseado a él...no quería que fuese de este modo.
El tenía que pagar por sus males, pero no así, porque esto también nos afectaba a nosotros y no nos lo merecíamos.
Mientras recogía la cocina con samu y el me contaba mil cosas que le habían pasado en el colegio de lo más alegre yo solo podía pensar en cómo decirle todo lo que le teníamos que decir.
Le tenía pánico a Toni y no era para menos, pero si no se lo decíamos y con los años crecía...nos podía culpar si algo le llegase a pasar a ese desgraciado y él no hubiese tenido la oportunidad de elegir que hacer.
Y otro lado estaba eso. Yo era su padre, no ese imbecil.
No quería que mi hijo empezase a verlo como tal por las circunstancias, aunque lo fuese. Y podía sonar egoísta, pero es lo que sentía.
Samu era mi campeón, mi enano, mi hijo.
-¡Papá!-gritó Samu y yo dirigí mi mirada hasta el volviendo en sí.
-Dime rubio-le dije y el se cruzó de brazos haciendo un puchero.
-No me estas escuchado-me echó en cara.
-Lo siento hijo, estaba pensado-le dije y lo miré prestandole toda mi atención-¿Qué me decías?-le pregunté.
-Que si le preparamos a mami su postre favorito, no ha querido comer nada-me dijo señalando su plato, que estaba intacto.
Eso solo me hizo suspirar aún más y rápidamente negué suave.
-No rubio, mamá está cansada hoy y lo mejor es que la dejemos descansar-lo convencí mientras el fruncia el ceño.
-Pero papá, mamá nunca está cansada-me dijo y yo lo miré-¿ella esta malita?-me preguntó preocupado y yo negué.
-No, pero si que necesita muchos besitos de su principe-le dije y el asintió sonriente para empezar a subir las escaleras en busca de su madre.
Acabe de recoger la cocina dejando la parte de abajo de la casa recogida, y fui a subir a nuestra habitación aún agobiado, no quería verme solo, sin Lara ni Samu, prefería morirme.
Al entrar en la habitación la estampa fue demasiado bonita.
Lara estaba dormida abrazada a samu, y samu a su vez estaba en medio de su hermana y su madre abrazando a martinita, que cada día estaba más grande.
Los observe desde el marco de la puerta, y después de un largo rato entre en mi habitación tocando mi sien nervioso.
No quería perderlos, y el miedo se estaba apoderando de mí como nunca.
Tanto, que les eche una última mirada y solté un suspiro saliendo de la habitación, necesitaba algo de aire.
Baje al jardín y recolecté todo el aire que pude respirando fuerte, pero parecía que el aire no llegaba a mis pulmones.
Y las lágrimas amenazaban por salir.
Me senté en el césped mirando al cielo, no quería perder a mi familia.
Hasta que en medio de todo el cuadro de ansiedad que me estaba creando yo mismo con mi mente, unos brazos me rodearon por detrás.
-¿Por qué no te has quedado en la habitación con nosotros?-me preguntó mi mujer y yo agarre su mano con la mía para acariciarla mientras suspiraba.
Me quede callado sin saber qué contestar, hasta que ella cambió de posición poniéndose delante de mi y acariciando mi mentón.
-¿Qué pasa, Pablo?-me preguntó con preocupación.
-No quiero perderos...-admití a media voz dejando escapar mi primera lágrima y ella abrió los ojos mirándome con cariño.
-No vas a perdernos-me dijo muy segura.
-Quizá a samu si...-admiti encogiendome de hombros inseguro-siento lo de Toni, pero fue tu marido y te conozco, eres demasiado buena y quizá si el te lo pide le perdonas y samu...quizá Samu decide perdonarle también y yo...no lo sé-dije llevando las manos a mi sien más que nervioso.
-A ver, Pablo, deja de temblar por favor-me pidió quitando las manos de mi cara y cogiendo mis mejillas entre sus manos-¿Sabes que mi hijo supo lo que era un padre cuando te conocí?-me dijo mientras mi pecho subia y bajaba con dificultad.
Tenía los ojos cargados y la respiración entrecortada.
-Si, estuve casada con él y yo tampoco le deseaba una enfermedad, pero amor, nada más allá, yo no voy a perdonarle por su enfermedad, jamás podría hacerlo-me dijo encogiendose de hombros-y samu...será decisión de él que hacer, pero tu eres su papá, porque papá es el que cría, no el que engendra y tu lo estás criando lo mejor que puedes y estoy muy orgullosa de que seas el padre de mis hijos-me dijo y yo asentí suave ante sus palabras.
-Te quiero muchisimo-le dije abrazandola contra mi y ella acarició mi cuello con sus manos.
-Yo también, y no vas a perderme nunca, eres lo mejor que me ha pasado en la vida-me dijo cogiendo mi mentón con cariño, besando mis labios con amor y yo me perdí una vez más en su piel y sus labios.
Era la mujer de mi vida sin duda.
Decidimos echar la siesta con nuestros hijos después de nuestra dura conversación donde le había dejado ver a Lara mi lado más vulnerable.
Pase la mano por su cintura mientras abrazaba a los niños también y me sentía en paz con todo el mundo.
Mis hijos me transmitían toda la paz que podría necesitar.
Observe a Martina que dormía pegada a su hermano que la abrazaba mientras también dormía relajado.
Ser padre es lo mejor que me habia pasado en toda mi vida.
Deje un beso en la frente de mis hijos y cerré los ojos intentando dormir un rato, nadie iba a separarme de ellos.
O eso creía..
(CONTINUARÁ...)
¡Os leooo!❤️✨️
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MARCAS DE GUERRA-PABLO GAVI
FanfictionLara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza de su hijo Samuel. Conocerá a Gavi cuando el y Toni se conviertan en compañeros de equipo. Gavi la...