CAPITULO 53

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LAUREN

Con cuidado limpio sus lágrimas.

LAUREN: No llores bonita (digo despacio, ella niega y me ve a los ojos)

CAMILA: Estoy feliz Lauren (responde)

LAUREN: Yo también cielo (digo para después besar su frente, sabiendo de antemano que el servicio de la renta del yate se acababa a la media noche, hablo) -¿No quieres que vayamos a un lugar sobre tierra? (bromeo un poco, ella piensa solo un poco y asiente)

CAMILA: Si, Necesito recordar este día (dice, a lo que yo asiento)

🕰️

El familiar sonido de la máquina vaga en el lugar, sentada en un banquillo observo y sujeto su mano, recostada sobre su costado derecho ella me ve y en ciertos puntos sus ojitos se cierran, sus facciones se contraen un poco ante el ligero dolor, nadie habla, solo hay miradas posadas, un reloj indicando que ya es cerca de la una de la mañana, las paredes con espejos y algunos diseños.

-Solo voy a remarcar un poco y es todo (dice el chico, asiento y ella también, la aguja perfora su piel y la tinta se queda fija)

🕰️

Con un pliego de kleenex remuevo el espumoso líquido, dejando ver como la tinta negra se ve perfecta en la tonalidad de piel que Camila posee, la fina y bonita caligrafía es pequeña y delicada en su piel, la tinta es lo suficientemente clara de leer, las letras en color negro y en cursiva es perfecta en su torso, paso cuidadosamente la punta de mis dedos sobre sus costillas, pero sin tocar la zona sensible y ligeramente rojiza, el chico coloca un espejo cerca de la zona tatuada, para que Camila pueda ver, sus ojos observan detenidamente el trabajo realizado.

CAMILA: Me gusta (dice contenta, el chico asiente) -Pagare con tarjeta (anuncia, a lo que este da media vuelta, llevándose el espejo, se aleja de nosotras)

LAUREN: ¿A dónde quieres ir? (cuestiono, mientras mis manos trabajan en el cierre de su vestido, ayudándola a subir este y acomodarlo nuevamente)

CAMILA: Vamos a mi departamento (propone, a lo que yo asiento)

Decir que me siento como un jodido sueño era verdad, pero en realidad este momento es el que elegí y estoy viviendo, saliendo de una tienda de tatuajes con mi ahora prometida y de la mano, a una hora prudente de la madrugada, es como inicia mi año, la ligera neblina, el frio se esta haciendo presente, ligero aire sopla en mis mejillas, pero cuando veo sus ojos con destellos, son un lugar cálido, cruzando la avenida con un par de risitas y llegar hasta la camioneta, parece sacado de una película de romance juvenil, la única diferencia es que este final no tiene por qué se trágico, ya no, la ayudo a subir y después lo hago yo, verla aquí conmigo y a solas solo me dan las ganas y el impulso de inclinarme y besar sus labios, ella acuna mi rostro y me atrae mas al beso, las calles son solitarias, mi camioneta polarizada, afuera ya comienza a hacer frio y aquí dentro calor, escucho que el cinturón de seguridad es zafado y ella se inclina mas a mi, sus dedos se meten entre mis cabellos y asegura unos mechones, me sujeta y besa a su antojo, mi mano aterriza en su pierna, pero con cada beso y de poco en poco esta va subiendo, llegando a su muslo, donde doy un ligero apretón y ella jadea bajito, aprovecho sus labios entre abiertos para colarme y besarla de manera profunda, húmeda, nuestros besos resuenan en nuestro espacio, ella esta caliente y me ha puesto a mi también, puedo sentir como con cada caricia en mi muslo es se sensación satisfactoria que va a parar a mi entrepierna, me sobresalto en cuanto su mano se posa sobre el bulto en mis pantalones.

CAMILA: ¿Te están gustando los besos? (cuestiona de manera inocente, pero caliente, al tenerla a unos centímetros de mi rostro, veo sus labios, después sus ojos y asiento)

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