₃₀...advertencias

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Tú buscas lo que buscan todos los que nos buscan: conocer el final de tu historia


—ahg.. aquí vamos —dijo Ygritte al escuchar su nombre. Tanteó la mano de Kryo en la oscuridad.

—...joven miembro del pueblo libre —continuó la voz.

—Déjame adivinar... —intervino Ygritte,— Soy la mejor arquera del mundo y alguien que habla demasiado y no puede cambiar...¿ves?, olvidaste la mejor arquera del mundo —agregó con obviedad.

Kryo se quedó en silencio, estática, con la mano de Ygritte apretando la suya en medio de la oscuridad densa. Trató de enfocarse, de buscar algún indicio o forma de orientarse, pero solo percibió susurros indescifrables que parecían provenir de todas direcciones. Intentó imaginar la disposición del espacio a su alrededor, pero la completa falta de luz le impedía ver más allá de la negrura. No había referencia visual, solo la sensación de estar inmersa en un vacío sonoro.

—Supongo que hay un pequeño consuelo: al menos no nos tenemos que presentar —murmuró.

Ygritte avanzó repentinamente, tirando de Kryo hacia adelante. Solo que esta vez, Kryo pudo escuchar claramente el sonido de los pies de Ygritte barriendo el suelo, procurando no volver a caer por algún agujero.

—Mierda, otra vez ese sonido punzante. Generalmente no me importan que me susurren al oído, pero esto me pone los pelos de punta.

Ygritte soltó una risa suave.

—¿Te han dicho que parloteas cuando estás asustada?

—¿Asustada? Te haré saber que estoy, cómo mucho, bastante nerviosa, y romper la tensión con humor es el trabajo sagrado de una compañera de viaje... ¿Cómo te atreves? —masculló Kryo. Luego, con un suspiro nervioso, continuó balbuceando para sí misma.

Después de lo que pareció una eternidad, un repentino viento caliente les gritó en el rostro.  Kryo se sobresaltó al escuchar una voz que pronunció el nombre de Ygritte con sorpresa.

—¿Ygritte?

Kryo frunció el ceño al reconocer la voz, pero antes de que pudiera decir algo..

—¿Octavia? —dijo Ygritte, en voz queda y por encima de otro susurro distorsionado.

En respuesta, Kryo apretó su mano con fuerza, sintiendo cómo el miedo crecía en la oscuridad que las rodeaba. Hubo un ligero resplandor que le permitió distinguir la figura de Ygritte en medio de la densa niebla que las rodeaba. Kryo se giró buscando algún otro punto de referencia y, a lo lejos, divisó otra silueta, una que conocía demasiado bien: definitivamente era Octavia. 

Ygritte dio un paso hacia adelante. Kryo aún estaba aferrada a ella, pero iba sintiendo que el suelo bajo sus pies se volvía inestable.

—Sabes, Ygritte —dijo Octavia, o la figura que se hacía pasar por ella— siempre fuiste una verdadera salvaje en todos los sentidos, y al final, igual de solitaria.

Ygritte se quedó inmóvil, como si hubiera sido golpeada, y pareció dudar entre avanzar hacia la figura o retroceder.

—Octavia, escúchame, por favor...—dijo finalmente, con voz tensa.

Antes de que pudiera avanzar, Octavia comenzó a alejarse, se desaparecía lentamente. Ygritte intentó seguir el movimiento, pero Kryo la detuvo.

—Octavia no puede estar aquí. Es imposible —le dijo con urgencia.

Ygritte trató de liberar su mano de la firme sujeción de Kryo.

—¡Suéltame! ¡Era ella! ¡Debo seguirla! —exclamó, mirando hacia donde Octavia había desaparecido.

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora