₃₁Símbolos

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Lo que vimos ese día, ese símbolo... créeme, mientras más vean la conexión con ella, más fácil le será regir

 créeme, mientras más vean la conexión con ella, más fácil le será regir༻

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El gran hombre limpió con un trapo la áspera mesa, se inclinó y sonrió.

—Sííí... —Tormund contempló por un instante el techo cubierto de madera y las arañas que lo recorrían— Primero... Primero, aguamiel. Para no tener que venir dos veces, un barril entero. Y para acompañar... ¿Qué nos propones para acompañar?

—¿Queso? —se arriesgó el cocinero.

—No. —Ryk lanzalarga frunció el ceño— El queso será el postre. Con el aguamiel queremos algo ácido y picante.

—Muy bien. —El cocinero adoptó una sonrisa aún más amplia. Le faltaban dos paletas, y no eran los únicos dientes que no tenía— Angulas en aceite o pimientos verdes.

—¡Bien! —rugió Tormund— Una cosa y la otra. Y luego sopa, aquella que ya comí una vez y en la que nadaban peces y otros bichos deliciosos. Y luego asado de cordero con cebolla. Y luego sesenta cangrejos. Echa tanto en la olla como quepa. Y luego queso de oveja. Y luego ya veremos.

—Muy bien. ¿Para todos, cuatro veces, quiero decir?

La hechicera negó con la cabeza, señaló significativamente al talle envuelto en un ajustado vestido.

—Lo olvidé. —Tormund le guiñó el ojo a Geralt— Las mujeres sureñas se preocupan por guardar la línea. ¡Eh tú! Deberías aprender eso. —rió a carcajadas ante la mirada ígnea de la pelirroja frente a él— Jefe, carnero sólo para nosotros tres. La aguamiel tráela ahora, junto con las angulas. Con el resto espera un poco, para que no se enfríe.

El cocinero se inclinó una vez más.

En el gran comedor hacía calor. Geralt se desabrochó el cinturón, se sacó la capa de oso níveo y se remangó la camisa.

Rápidamente acabaron con las angulas y un cuarto del barrilete. Tampoco Athenas le hizo asco a la aguamiel, por lo que enseguida, la pelirroja y ella estuvieron visiblemente más contentas. Se susurraban cosas la una a la otra. 

—¿Todavía estás así por tu cría? —preguntó Tormund en voz baja, dándole un codazo al caballero. Geralt lo miró por el rabillo del ojo y enarcó una ceja— Vamos..

—Solo me importa su seguridad —intervino.

—Lo sé, hermano. —suspiró, golpeando sus brazaletes en la mesa. Él entendía mejor que nadie como se sentía aquello— Pero, amarrarla no la mantendrá fuera de peligro. Ella está decidida a cometer algunos errores suyos.

—¿Me permites? —Mance, quien había estado escuchando su conversación, se acercó a ellos y se sentó a horcajadas a un lado de Geralt. Dejó su laúd en la mesa y se volvió hacia él— No le hechas en cara lo que hizo...

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora