༺¡Tengo la mano acostumbrada a la espada!༻
Vinieron días difíciles, laboriosas, de espionaje intenso, de entrenamiento fatigoso. Yennefer era categórica, exigente, a menudo severa, algunas veces autoritaria y amenazadora. Pero jamás era aburrida. La antigua Kryo sujetaba con esfuerzo los párpados en los estudios de la fortaleza, y a veces daba cabezadas durante las lecciones, adormecida por la monótona y suave voz de Geralt o los maestres. Con Yennefer esto era imposible. Y no sólo a causa del timbre de voz de la hechicera, a las frases cortas y fuertemente acentuadas que usaba. Más importante era el contenido de las lecciones. Lecciones con su ísseiðr.
Aelirenn pasaba toda la mañana con Toregg. Había optado por llevar los entrenamientos lejos del castillo de los Stark, bien alejados de las murallas de piedra y los rumores que corrían entre los arrodillados. Era, según ella más efectivo. Además, la distracción era mínima, y era el lugar perfecto para que Asenas pudiera estar cerca, tumbada perezosamente en la distancia.
La dragona siempre extendía sus enormes alas y enterraba las garras en la tierra, como si descansara después de una larga cacería. Toregg había comenzado a mejorar rápidamente bajo esas condiciones. El campo abierto le permitía más libertad de movimiento, y la presencia cercana de Asenas lo obligaba a mantenerse alerta. Sus movimientos eran torpes los primeros días, sus reflejos lentos, y más de una vez terminaba en el suelo, jadeando. Aelirenn lo observaba en silencio, pero en lugar de disminuir la intensidad, decidió hacerlo más difícil... y más desafiante para ambos.
Una mañana, llegó con dos vendas en la mano.
—Entrenaremos así a partir de ahora —le dijo, atándole la venda sobre los ojos sin esperar respuesta.
Toregg no entendía cómo algo así podría ayudar, pero ella lo convenció rápidamente de lo contrario. Al principio, el muchacho apenas podía moverse sin tropezar. Sin embargo, a medida que los días pasaban, comenzó a adaptarse. Los movimientos de ambos se sincronizaban, sus pasos encontraban un ritmo común, y pronto, Toregg no solo seguía su ritmo, sino que comenzaba a prever sus movimientos antes de que sucedieran.
La venda se le adhería a la frente debido al sudor, Aelirenn escuchó los pasos de Toregg acercándose. Eran difusos, como si se moviera con una ligereza que aún no le había mostrado en días anteriores. Sin embargo, alzó el brazo justo a tiempo para bloquear un golpe.
El choque resonó en sus antebrazos, y de inmediato se preparó para el siguiente ataque. El sonido de los pasos de Toregg desapareció de repente, y entonces, la voz de Draven acarició su mente.
—A tu derecha.
Aelirenn giró rápidamente, lanzó un golpe en dirección a la advertencia, pero no encontró nada. Y entonces, sintió el impacto desde su izquierda. Toregg la había alcanzado.
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¹Reyes del Norte•GOT
FantasyLa casa Nidhögg es una estirpe tan antigua como los mismos hijos del bosque. Estos primeros hombres, cuyos nombres resuenan en las leyendas susurradas por las nanas durante las noches de insomnio, libraron una eterna batalla contra los amos de drago...