¹Reyes del Norte•GOT

₃₅La calma

༺Pero tú eres fuerte, más de lo que crees༻



Se encontraba sentada en uno de los trineos, envuelta en una pesada capa de piel que apenas podía protegerla del gélido viento. Los perros tiraban con fuerza mientras el paisaje helado se deslizaba a su alrededor. A su lado, Kryo permanecía en silencio. La noche comenzaba a caer, y el cielo se teñía de un azul profundo, con las primeras estrellas asomando tímidamente entre las nubes.

-¿Has dormido algo? -preguntó Octavia, observando de reojo a su segunda.

Kryo negó con la cabeza, sus ojos revelaban el agotamiento y la preocupación que la habían atormentado los últimos días. Octavia sabía que algo más le estaba sucediendo, algo que no había compartido con nadie más. Sin decir una palabra, deslizó su mano para tomar la de Kryo, apretándola suavemente.

-He notado que estás... inquieta, desde hace días -continuó Octavia con su tono suave y comprensivo-. ¿Quieres hablar?

Kryo se quedó en silencio por un momento, su mirada perdida en el horizonte. Finalmente, soltó un suspiro.

-Son las pesadillas -dijo, su voz apenas audible por el viento-. Cada noche, las mismas imágenes, las mismas voces. No me dejan en paz.

Octavia frunció el ceño, preocupada. Las pesadillas eran comunes entre los guerreros, especialmente después de batallas y enfrentamientos, pero había algo en la manera en que Kryo hablaba que sugería que esto era algo más profundo, más oscuro. Octavia recordaba vívidamente todo lo que ella había sufrido luego de la traición de Harma y el incidente con los caníbales. Había estado allí cuando Kryo vomitó casi hasta escupir un órgano; cuando temblaba por las noches y las pesadillas la acosaban sin tregua. Pero estos últimos días, la oscuridad que parecía envolverla había alcanzado otro nivel. Podía sentirlo en cada gesto, en cada palabra no dicha.

Con un movimiento lento y cuidadoso, Octavia pasó su brazo alrededor de la cintura de Kryo, acercándola más a ella, ofreciendo su calor, aunque sabia que no lo necesitaba.

-¿De qué tratan? -preguntó con suavidad, tratando de no presionar demasiado.

Kryo titubeó antes de responder.

-Es difícil de explicar. Veo fuego, sangre... sombras. Son demasiadas. Y yo... siento...-se miró las manos y arrugó el entrecejo. Parecía querer entender lo que estaba a punto de decir- frio. Y siempre está esa voz...

Octavia sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que las pesadillas podían ser poderosas, pero eso sonaba más como una advertencia, un presagio. Sin pensarlo dos veces, acarició el brazo de Kryo, trazando círculos con sus dedos.

-Kryo, no eres una persona fácil de asustar -dijo, intentando ofrecerle un poco de ánimo-. Lo que estás viendo, lo que estás sintiendo, pueden ser solo tus miedos. Pero tú eres fuerte, más de lo que crees.

Kryo se giró hacia ella, su mirada... aquellos ojos como océanos congelados estaban llenos de desesperación y confusión. Octavia no dudó en alzar su mano para acariciarle la mejilla.

-Las brujas me dijeron algo... algo que no puedo sacarme de la cabeza.

Octavia asintió. Con suavidad, la acercó más y la acobijo en sus brazos.

-No estuve allí -dijo con un tono de disculpa-. No sé exactamente qué te dijeron, ni por qué. Pero estoy aquí ahora. Y lo que puedo decirte es que no estás sola en esto.

Kryo se quedó en silencio.

-No quiero que te preocupes más de lo necesario -dijo finalmente, con una leve sonrisa que no llegó a sus ojos-. Ya bastante tienes con todos.