₅₄Nubes de oscuridad

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lo único que necesito que comprenda es que mi lealtad está con los lobos

༺lo único que necesito que comprenda es que mi lealtad está con los lobos༻

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Los estandartes ondeaban en la cima de las tres torres. El sol de los Karstark bajo el lobo huargo; el gigante del Gran Jon, con sus cadenas rotas. Pero el blasón de los Stark se alzaba en solitario. Allí era donde Robb había instalado su cuartel. Catelyn se dirigió hacia allí seguida por Ser Brynden y Ser Wendel, y los caballos recorrieron lentamente un camino de troncos y tablones tendido sobre los campos de lodo verde y negro.

Su hijo estaba rodeado por los señores vasallos de su esposo, en una sala barrida por el viento en la que un fuego de turba ardía en un hogar renegrido. Estaba sentado ante una enorme mesa, tenía delante montones de mapas y papeles, y parecía muy concentrado en la conversación con Roose Bolton y el Gran Jon. Al principio no la vio... pero su lobo sí. La enorme bestia gris estaba tumbada cerca del fuego, y cuando Catelyn entró alzó la cabeza y clavó los ojos dorados en los suyos. Uno a uno los señores quedaron en silencio, y Robb alzó la mirada.

—¿Madre? —dijo, con la voz entrecortada por la emoción.

Catelyn deseaba con todas sus fuerzas correr hacia él, besarle la frente, rodearlo con sus brazos y estrecharlo muy fuerte para que no le pasara nada malo... pero no se atrevió a hacerlo delante de sus hombres. Su hijo estaba actuando como un hombre, y no se lo podía arrebatar. Así que se quedó al otro lado de la losa de basalto que les servía de mesa. El lobo huargo se puso en pie y recorrió la sala hasta llegar junto a ella.

Estaba más grande que ningún lobo jamás visto.

—Te has dejado barba —le dijo a Robb mientras Grey Wind le olisqueaba la mano.

—Sí. —Robb se frotó el vello de la barbilla, más rojizo que el cabello, repentinamente incómodo.

—Me gusta cómo te queda. —Catelyn acarició la cabeza del lobo— Así te pareces a mi hermano Edmure. —Grey Wind le lamió los dedos, juguetón, y volvió a su lugar junto al fuego.

Ser Helman Tallhart fue el primero en seguir los pasos del lobo huargo para ir a presentar sus respetos. Hizo una reverencia y lo siguieron los Glover, Galbart y Robett, y Gran Jon Umber, y luego uno a uno todos los demás. Theon Greyjoy fue el último.

—No pensaba que la vería aquí, mi lady —dijo Theon al tiempo que se arrodillaba.

—No pensaba venir —respondió— hasta que desembarcamos en Puerto Blanco, y Lord Wyman me contó que Robb había convocado a los vasallos. Ya conoce a su hijo, Ser Wendel. —Wendel Manderly dio un paso al frente e hizo una reverencia tan marcada como le permitía la circunferencia de su barriga— Y mi tío, Ser Brynden Tully, que ya no está al servicio de mi hermana, sino al mío.

—El Pez Negro —dijo— Le agradezco que se una a nosotros, ser. Necesitamos hombres.. personas —se corrigió. Catelyn arrugó su entrecejo, su hijo se mostró incómodo, por segunda vez— valerosos como usted. En cuanto a usted, Ser Wendel, me alegra tenerlo aquí. ¿Viene contigo Ser Rodrik, madre? Lo he echado de menos.

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora