₄₂Declaración

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Lo quiero vivo

Kryo tomó las crines del caballo que había pedido para el joven

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Kryo tomó las crines del caballo que había pedido para el joven.

—¿Si mandaras mi mensaje verdad? —le musitó al cuervo en un tono infantil. Él se estremeció cuando ella acarició su mano temblorosa. Titubeó unos segundos pero enseguida tuvo las crines de su montura, en las manos— No me gustaría que ese pergamino no llegase a tu comandante y se lleve una gran sorpresa cuando todos estemos allí de improvisto. Sería una pena, ¿no? —preguntó con inocencia. Acercándose a él. El cuervo buscó sus ojos y sintió el vacío en sus entrañas cuando el lila buscó posesión del azul angelical de su mirada.

El tono de voz que había utilizado comenzó a embriagar al chico, entrando en una especie de sumisión por ella. Los labios rosas se movieron para él, ordenándole suavemente que se subiera al caballo.

—Tendrás comida suficiente para llegar al muro y entregar mis mensajes.

El cuervo frunció el ceño, confundido por un instante. Mensajes. Solo le había entregado un pergamino, un único mensaje. Pero antes de que pudiera procesar lo que había dicho, la muchacha de cabello blanco golpeó la grupa del caballo, y el animal salió disparado como una flecha. 

Kryo se volvió hacia Geralt, quien ya sostenía el sello personal del segundo mensaje. Con una rápida mirada, ella tomó una flecha del carcaj del caballero y la tendió a Ygritte, que estaba a su lado. El viento agitaba el cabello rojizo de la arquera, mientras sus ojos seguían al cuervo que se alejaba rápidamente a través del campo nevado.

—Lo quiero vivo —musitó Kryo, con una calma absoluta— quiero que ambos mensajes lleguen.

Ygritte tensó el arco con una destreza natural, deslizando la flecha hasta rozar la comisura de su sonrisa con la parte congelada del proyectíl. 

De nuevo en su tienda, a salvo después de todo aquello, Kryo se dedicó a contemplar los copos de nieve que se movían empujados por el viento, procedentes de la garganta de las montañas blancas, donde mana el MilkWater

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De nuevo en su tienda, a salvo después de todo aquello, Kryo se dedicó a contemplar los copos de nieve que se movían empujados por el viento, procedentes de la garganta de las montañas blancas, donde mana el MilkWater. Avanzaban hacia ella, precursores de la tormenta que estaba a punto de llegar. El último sol de la tarde, encerrado tras una pared, teñía las nubes de un color gris amarillento que hacía que el cielo estuviera inusitadamente brillante. Parecía surrealista, como si el horizonte hubiese desaparecido detrás de las montañas. 

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora