₃₃Hombres Morsa

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Bienvenido, de donde quiera que vengas y a donde quiera que vayas

Eran sus últimos días sobre aquella arena y no veían señales de cuándo terminarían sus sesiones de entrenamiento

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Eran sus últimos días sobre aquella arena y no veían señales de cuándo terminarían sus sesiones de entrenamiento. Pero esa mañana, en vez de correr alrededor del campamento, Geralt los llevó al bosque para lo que llamaba entrenamiento activo. En ese momento, Ygritte estaba trepada en un árbol y miraba hacia la oscuridad del bosque mientras un guerrero muy musculoso caminaba abajo portando un arco.

El viento sopló y sacudió el árbol. Ygritte se sostuvo de la rama y exhaló despacio, en silencio, inmóvil. Esperó. El guerrero se acercó más y siguió el camino que ella había abierto en la nieve, una trampa sutil para atraerlo. Él siguió avanzando, descuidado, hasta que estaba a unos segundos de pasar exactamente debajo. Tres... dos...

Ygritte se dejó caer justo sobre su espalda. Con un brazo le quitó el arco y con el otro le apretó el cuello. Apretó lo más que pudo con el codo. El hombre pataleó, pero no pudo liberarse. Ygritte apretaba los dientes y el sudor frio le escurría de la frente.

El sonido de pasos rápidos la hizo levantar la vista de inmediato. Otros dos guerreros se acercaban a toda velocidad. Ygritte hizo girar a su cautivo, lo soltó apenas lo necesario para voltear y apretar la punta de una de sus flechas en su cuello, y luego le apuntó a los recién llegados.

-Un paso más y muere.. -gruñó.

Detrás de ella tronó una ramita.

-Si esa flecha la hubieras disparado, estaría temblando de miedo -dijo una voz demasiado conocida.

Ygritte dejó caer la flecha y volteó. Soltó al guerrero con unos golpes amistosos en la espalda. El hombre se llevó las manos a la garganta, tosiendo, pero luego le dio un golpe a Ygritte en el hombro como respuesta y movió la boca para indicar buen trabajo.

-Salgan, todos. -gritó Geralt- Ya terminó.

Los novatos -la mayoría jóvenes- salieron de los sitios donde estaban escondidos en el bosque y se acercaron. Geralt esperó a que todos estuvieran reunidos antes de señalar a Ygritte con una sonrisa.

-La amenaza sobraba -dijo- Podrías haber disparado. Eso habla más que tú. Y alguien silencioso es alguien intimidante. Si hablas, pensarán que ellos también pueden hablar. Convencerte. En vez de advertirles... -se agachó para levantar el arco que yacía en la nieve- solo dispara.

Apuntó al pecho de Ygritte y tiró de la cuerda. El sonido de la cuerda se escuchó suave. No estaba cargado. Ygritte le sonrió.

-Fuera de que esto solo es un entrenamiento, no estuvo mal -gruñó- No estuvo para nada mal. ¡Y no puedo decir lo mismo del resto! -volteó a ver con desagrado a los demás y se detuvo brevemente con Ryk lanzalarga- Tú fuiste sigiloso. Tú y ella -asintió en dirección a Ygritte- están empezando a escuchar a sus dioses.

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora