₄₃El vínculo

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¿Con quién... ¿Dónde me estás llevando?

—¡Cuidado allí! ¡Estén atentos! —gritaba Tormund mientras se daba la vuelta sobre su corcel, en dirección a la columna— ¡Más cerca de las peñas! ¡Estén atentos!

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—¡Cuidado allí! ¡Estén atentos! —gritaba Tormund mientras se daba la vuelta sobre su corcel, en dirección a la columna— ¡Más cerca de las peñas! ¡Estén atentos!

Los caballos se seguían unos a otros tropezando sobre las piedras. Los demás maldecían, azotaban a los caballos.

Geralt sujetó el suyo, acercándose a la pared de piedra cubierta de un ralo musgo de color del bronce y unas florescencias blancas que tenían el aspecto de herpes.

—¡Está bien! —gritó Tormund— ¡Muevan el culo! ¡Por delante hay más sitio!

Ryk lanzalarga e Ygritte, ambos montados y rodeados de algunos arqueros también a caballo, llegaron a la altura de Geralt. Ygritte se irguió, sujetó el caballo.

—¿Crees que ya lo haya encontrado? —le preguntó, inquieta.

Esperemos, pensó el caballero. No le gustaba la idea de que se cruzarán con un dragón sin jinete.

—Solo espero que seamos los únicos que la seguimos —musitó.

Alterado por los sucesos, por la obstinación de Kryo tras perderse en la búsqueda del dragón, el saber que podría cruzarse con hombres de la Guardia Nocturna, monstruos o quizás hasta caminantes blancos. Ver a la muchacha arriesgarse por tal bestia lo hacía enrojecer de enojo, pero en ese momento, vio como el cariño cayó en el grupo de exploración. Él quería pararla, solo su bienestar era importante, pero lo cierto es que la preocupación no quita los problemas del mañana, quita la fuerza de hoy.

Dio al bayo con los tacones, saliendo disparados como una flecha, con los demás pisándole los talones.

El día había amanecido despejado y todo hacía presagiar que sería una buena jornada de viaje

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El día había amanecido despejado y todo hacía presagiar que sería una buena jornada de viaje. Si la yegua era capaz de arrastrarla lo que faltaba, llegarían al caer la tarde y ella tendría tiempo de buscar la cueva del dragón durante la noche, para tenerlo todo terminado al alba.

Fue una dura prueba para el animal; la carga era descomunal y sus patas temblaban por el esfuerzo. La yegua la llevó penosamente por el camino. Las esperanzas de llegar a tiempo se ensombrecieron a media mañana, cuando el cielo se cubrió con un grueso manto de nubes oscuras y se desató una formidable tormenta. Rachas de viento huracanado y nieve doblaron los árboles del camino, el fulgor de los rayos iluminó el cielo.

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora