༺¿Cómo van a velar por tu hermano, si no tienen ojos?༻
—No lo sé. —Robb sacudió la cabeza, agotado— Lord Cerwyn pretende que su hija viaje con nosotros al Sur. Dice que para que le prepare las comidas. Theon está seguro de que la noche menos pensada me la encontraré bajo las mantas. Ojalá... ojalá estuviera padre aquí.
En eso estaban de acuerdo todos, Bran, Rickon y Robb el Señor; todos habrían deseado que su padre estuviera con ellos. Pero Lord Eddard se encontraba a mil leguas, cautivo en alguna mazmorra, o huyendo para salvar su vida, o tal vez muerto. Nadie lo sabía a ciencia cierta, cada viajero contaba una historia diferente, y cada una más aterradora que la anterior. Las cabezas de los guardias de su padre se pudrían empaladas en estacas, en los muros de la Red Keep. El rey Robert había muerto a manos de su padre. Los Baratheon asediaban KingsLanding. Lord Eddard había huido hacia el sur con Renly, el malvado hermano del rey. El Perro había asesinado a Arya y a Sansa.
Su madre había asesinado a Tyrion el Gnomo, y tenía su cadáver colgado de las murallas de Riverrun. Lord Tywin Lannister marchaba contra The Eyrie, quemando aldeas enteras a su paso y asesinando a sus habitantes. Un cuentacuentos, ebrio como una cuba, había llegado a decir que Rhaegar Targaryen estaba de regreso de entre los muertos, al mando de una vasta horda de antiguos héroes, reunidos en DragonStone, desde donde iba a recuperar el trono de su padre.
Cuando llegó el cuervo con una carta que tenía el sello de su padre, escrita del puño y letra de Sansa, la cruel verdad no fue menos increíble. Bran jamás olvidaría la expresión en el rostro de Robb al leer las palabras de su hermana.
—Dice que padre conspiró con los hermanos del rey para cometer traición —leyó— El rey Robert ha muerto, y madre y yo debemos ir a la Red Keep para jurar lealtad a Joffrey. Dice que debemos ser leales, y que cuando se case con Joffrey le suplicará que perdone la vida a nuestro señor padre. —cerró el puño, arrugando la carta de Sansa— Y no dice nada de Arya, nada, ¡ni una palabra! ¡Maldita sea! ¿Esa niña es idiota o qué?
Bran sintió que se helaba por dentro.
—Perdió a su loba —dijo en tono débil, recordando el día en que cuatro guardias de su padre volvieron del Sur con los huesos de Lady.
Se había ido al Sur, y sólo habían regresado sus huesos.
Su abuelo, el viejo Lord Rickard, también había ido al Sur con su hijo Brandon, que era el hermano de su padre, y doscientos de sus mejores hombres. Ninguno de ellos regresó. Y su padre se había ido al Sur, con Arya y Sansa, y también con Jory, Hullen, Tom el Gordo y los demás; y luego se habían ido su madre y Ser Rodrik, y ellos tampoco habían regresado. Y Robb quería irse. No a KingsLanding, ni a jurar lealtad, sino a Riverrun, con una espada en la mano. Y si su padre estaba prisionero, aquello significaría sin duda la muerte para él. Bran tenía mucho, mucho miedo.
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¹Reyes del Norte•GOT
FantasyLa casa Nidhögg es una estirpe tan antigua como los mismos hijos del bosque. Estos primeros hombres, cuyos nombres resuenan en las leyendas susurradas por las nanas durante las noches de insomnio, libraron una eterna batalla contra los amos de drago...