6.

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Durante toda la semana, fui al barrio con frecuencia a pasar el tiempo con mis amigos, Steff me adoraba, lo sabía, pero lo tenía bastante cansados con esas escapadas porque no quería perdérmelas por nada, ya que la más interesante de esos encuentros, era sin dudas la nueva integrante para mí, Uma, a quien sólo vi dos días más, no a solas como hubiese querido como en la terraza pero estuvo bien, hablábamos más y continuaba fascinándome con la hermosa particularidad de sonreír siempre, incluso burlarme con confianza, lo que provocaba la diversión de todos.

Todos los días fui con la intención de encontrármela sólo a ella, necesitaba conseguir un momento a solas para preguntarle acerca del salario, quería dárselo y si los trámites no se podían acelerar, entonces era capaz de buscar una alternativa que me involucrara si era necesario. La veía tan tierna, fuerte y hermosa, que no podía dejar de pensar en ella, en las necesidades que manifestó y en todo lo que yo podía darle si se dejara, pero era igual de orgullosa que los chicos y no me daba opción a hacer mucho.

El sábado, me desperté veinte minutos antes de la rehabilitación, por lo que almorcé rápido y me encaminé a ello, así podía continuar en el gimnasio de mi casa lo que me recomendaban hacer para mantener mi estado físico. Steff se apareció por ahí en cuanto terminó de lavar el auto y mientras yo hacía bicicleta fija, él me hablaba del viaje que hizo para conseguir el tipo de shampoo que precisaba para el lavado de la chapa.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? —lo interrumpí cuando en mi mente apareció Uma debido a que él mencionó algo del barrio. Asintió. —esa chica Uma, la que se junta con los chicos ¿la conoces bien?

—Si por supuesto que la conozco, ¿qué pasa con ella?

—Nada, sólo quiero saber más de ella.

— ¿Te gusta? —levantó una ceja divertido, yo me reí tomando un poco de agua sin bajar la velocidad.

—No la conozco tanto, es muy linda pero sé qué tiene novio.

—Sí, una porquería de chico, no sé si lo dejó o qué. —se encogió de hombros y fue interesante tener en cuenta esa probabilidad. —pero si querés saber más de ella, deberías preguntarle.

—Quiero hacerlo, pero quizá le incomode.

—Uma es muy dulce, si le molesta algo te lo va a decir, aparte vas a saber hasta dónde llegar, es una chica muy buena, no merece la vida que tiene pero es la que le tocó. —dijo repitiendo lo que todos decían de ella.

—Eso justamente quiero saber, la primera vez que la vi, estaba llorando y nadie me quiere decir por qué.

—Alec las cosas personales no se cuentan de boca en boca, si te interesa ayudarla, sé su amigo.

—Es que es muy difícil, de hecho a veces siento que cada vez es más difícil ser amigo de los chicos. —le confesé bajando el ritmo para dejar la bicicleta y bajarme a buscar otro aparato. Él frunció el ceño y me siguió a la caminadora.

— ¿Por qué decís eso? Te adoran.

—Se avergüenzan de ser mis amigos, pero no por ellos, por mí.

—Cualquiera quisiera ser tu amigo, yo no creo les avergüence.

—No quieren que los ayude con nada, se apartan de mí cuando las personas vienen a sacarse fotos, mínima cosa que quiero hacer no me dejan, con respecto a la plata o estupideces que quiero darles, solo por ser mis amigos, no por otra cosa.

—Tus amigos te quieren por lo que sos, a ellos no les importa tu plata, quien seas o de donde vengas.

—Eso ya lo sé, a mí tampoco me importa de donde vengan, se supone que para eso somos amigos, pero con plata o no, no quieren aceptar mi ayuda.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora