13.

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Mi papá no estuvo nada contento con lo que hice, me gritó en el teléfono y me dijo cosas que era obvio que después se iba a arrepentir, pero de lo que no se ocupaba su gente, me ocupé yo y pareció funcionar porque a partir del lunes siguiente, todos los que necesitaban cobrar el salario, lo cobrarían.

Ni siquiera habían empezado a tramitar los papeles y eso me molestaba mucho, verle la cara a los empleados cuando llegué a la oficina era como una gracia que sólo a mí me causaba, era raro que alguien como yo se encargara personalmente de esos trámites, pero quizá lo que nunca esperaron que pasara, pasó, y así me terminaron escuchando y haciendo lo que no le daban atención cuando la gente se los pedía.

No quería llegar a la casa porque me iban a matar, mi mamá también estaba enojada y Carlos mucho más, así como toda la gente detrás de la política que me odiaba. Por eso le rogué a Steff quedarme a dormir en su casa, pero se negó porque según él era peligroso y no me quedó opción que quedarme en un hotel de la ciudad.

Fue así que me pasé toda la semana en el hotel, una semana de mierda porque no dejaban de vigilarme y las veces que fui al club aparte del caos que se hacía con tanta seguridad, Uma ni siquiera apareció por ahí, a Kasia lo llevaba Lisa para su clase y poca información me decía, nadie sabía por qué ella no iba, o al menos no me lo querían decir, era muy obvio que su enojo se había extendido y demasiado.

Más allá de mis amigos me parecía una pérdida de tiempo ir si no estaba, por lo que me quedé en el hotel para no fastidiar a la seguridad que mi papá puso a pesar que estábamos enojados entre nosotros. Soportar a Bárbara me parecía la peor opción, ella me daba sermones como si fuese que había hecho algo malo, siendo que el lunes siguiente toda la gente que necesitaba el salario que no era poca, empezó a cobrarlo, incluida Uma y eso era un alivio para mí por más enojada que estuviese.

Uno de mis entretenimientos principales, era ver partidos tirado en la cama, el más importante era el último partido de mis compañeros y estaba en ello hasta que mi teléfono empezó a sonar con un llamado de Steff, atendí sin darle mucha atención.

—Te estoy yendo a buscar.

— ¿Para qué? Estoy viendo el partido.

—Uma está acá y me imagino que vas a querer verla, sí, estoy cerca. —dijo y me cortó, sonreí de una manera estúpida, mi cuerpo reaccionaba así, con escalofríos y sensaciones tontas con una energía diferente, cosas raras pero emocionantes.

Esta vez, no se me iba a escapar, pasaron varios días para que se aclarara y disminuyera ese enojo e indiferencia que tenía conmigo, o eso esperaba.

—Alec lo que es claro, es que es una chica muy ocupada, no tiene tiempo de estar preocupándose por vos, por eso digo que no creo que tenga algo en contra tuyo, ¿me entendés?

—Yo tampoco lo creo, pero supongo que por algo no pudo venir todos estos días, tiene que haber una explicación sin contar que ya estaba enojada conmigo, y espero que no haya sido para evitarme.

—No lo creo, no es una chica resentida a pesar que le hicieron miles de cosas, es muy buena. —me comentó Steff.

—Uma está en la terraza. —me dijo Lilo en cuanto llegamos al club, asentí en agradecimiento y salí para subir las escaleras.

Tragué y traté de que mi corazón se calmara, estaba nervioso porque no sabía cuál iba a ser su reacción después de tantos días, pero esperaba que fuera buena porque no aguantaba más tanta distancia.

—Hola. —le dije y me quedé en la escalera para analizar su reacción y levantó la mirada con normalidad para prestarme atención. — ¿podemos hablar?

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora