26.

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Después del entrenamiento, volví al hotel para mi rehabilitación y soportar a la molesta de mi hermana con sus ideas políticas sobre lo que haría ella en cuanto empezaría a estudiar, en lo que se suponía que era mi momento de relajación.

Mi pierna había mejorado un montón pero no podía forzarla demasiado ya que llegaba un grado al que me tiraba el tendón y sufría como un condenado, sin embargo nada era peor que escuchar a Bárbara hablar de política y moda al mismo tiempo.

Necesitaba hablar con Pablo porque no quería regresar a España todavía y aunque les faltara una semana a mis compañeros para comenzar el entrenamiento, mi contrato decía que por tres meses e incluso cuatro si era necesario, no podía entrar a la cancha, debía entrenarme pero no quería hacerlo allá e iba a hacer todo lo posible para retrasar el fin de mi estadía en el país.

Luis, el entrenador, me había llamado y enviado mensajes varias veces, pero le insistí con que no quería forzarme a pesar que me necesitara, la prioridad era mi recuperación y lo entendía mucho más que mi propio representante.

—Me enteré que estuviste por casa.

—Ajá.

—Te extrañamos por ahí.

—No lo creo. —rodé los ojos y apagué el teléfono dejándolo en la mesa. —según vi todos están muy ocupados y vos mucho más me dice tu Instagram.

—Y bueno con algo tengo que entretenerme cuando no estás, conocer más de mi país. —se encogió de hombros, pero era tan absurdo, comprendía por qué no quería salir después todo, a Barbie le encantaba tener cinco guardaespaldas mientras visitaba la ciudad.

—No creo que conocer más de tu país signifique hacer cerrar un piso entero para que vos puedas visitar un shopping con tranquilidad.

—En mi defensa entré en una sociedad de famosas que querían estar tranquilas ese día.

Quise ignorar con quién había estado comprando y entré al Instagram de Walter para stalkear su perfil, donde había muchísimas fotos de él fumando o armando cigarrillos de marihuana, me impactaba ver algo que nunca demostró frente a mí pero no podía decir nada porque estaba seguro que sabía cuál era mi pensamiento, por lo que seguí viendo sus fotos con los chicos y algunas con sus sobrinos hasta que llegué a la navidad del año pasado.

Uma aparecía en una publicación con él y estaban abrazados sonriendo a la cámara, la descripción era: "La dulce Uma" y ella salía tal cual, era tan apacible su sonrisa y sincera que me contagiaba con sólo verla en una foto, era tan hermosa que no me cansaría nunca de decirlo.

En mi pantalla apareció un mensaje de Steff e interrumpió mi vista hacia la foto, pero entré para saber lo que decía.

Te estoy yendo a buscar porque Uma está en el club, no hay nadie para contenerla pero dudo que alguien pueda hacerlo.

Fruncí el ceño por su mensaje y entré al contacto para llamarlo, atendió al segundo tono.

—Hola, ¿qué pasó?

—No lo sé, pero andá bajando que estoy llegando.

—Ok, estoy yendo. —dije y corté levantándome para agarrar mis anteojos. —Barbie me tengo que ir, cená si querés pero no me esperes.

—Alec pero...

—Me tengo que ir, perdón. —besé su cabeza y salí rápido de mi suite para llegar al lobby a esperar a Steff.

Las demás huéspedes empezaban a darse cuenta de mí y a sorprenderse por consecuencia, saludé a los que me nombran y agradecí que la seguridad me cubriera y protegiera de la gente que más o menos se me tiraba encima mientras me escoltaban al estacionamiento. Estaba nervioso, pero firmé y me saqué fotos con los que pude hasta que lo vi a Steff.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora