24.

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No haría como que no pasó nada porque era lo suficientemente adulto para afrontar por mí mismo una situación con una chica, una que me estaba volviendo loco y no sólo por lo hermosa que era, sino que también por la gran confusión que me hacía tener.

No tenía planeado qué decirle, me había tomado por sorpresa verla en el club al día siguiente y mucho más en el horario de la mañana, Uma nunca iba a esa hora, así que cuando llegué, saludé a todos y a ella también como si nada hubiese pasado, me puse a ayudarlos a bajar la mercadería que traían los camiones proveedores y mientras tanto, intentaba pensar en cómo hablarle.

Los momentos a solas se me agotaban conforme dejaba pasar el tiempo, pero al próximo que tuve, lo usé sin realmente saber cómo encararla, sabía que tenía que hacerlo porque en el camión estaba ella sola juntando las últimas cosas.

—No hay más nada, la llevo yo. —le dije a Leo antes que se acercara, asintió y se dio la vuelta para volver a entrar al club. Me subí arriba del camión y ella se ataba el pelo, para agacharse a agarrar las últimas cosas.

—Hola.

—Hola. —me dijo y se agachó a levantar los dos paquetes, pero el moño que se había hecho se le desarmó y tuvo que volver a hacerlo.

— ¿Podemos hablar un minuto?

— Sí, ¿qué pasa?

Era la parte en la que tenía que decirle lo que supuestamente había planeado, pero no pensé en nada concreto y fui por lo que más me inquietaba.

—Me dejaste muy desconcertado ayer.

—Ya lo sé. —dijo con liviandad y yo levanté una ceja, agarró los paquetes y se acercó con ellos. — ¿qué esperabas Alec, que saliera con vos, me besaras y cayera a tus pies rápido como todas?

—Ya te dije que sé como sos y no se me ocurriría tratarte de esa manera.

—No es porque me trates de alguna manera en especial, pero sería muy hipócrita de mi parte quedarme con que sólo me besaste, y si sabés cómo soy entonces entendés que no me vas a comprar con darme un beso y decirme lo linda que soy, según vos.

—Uma...

— ¿Qué? ¿Esperabas que empezáramos a salir de repente después de lo que pasó allá? —preguntó con un rastros de humor, su pequeña sonrisa me confundía. — A mí no me basta saber que sos Alec Klein, puedo comprar una revista con tu biografía pero yo no le gusto a la gente por lo que dicen de mí, así que no lo vas a tener fácil si es lo que esperas.

—Yo no espero que sea fácil. —le dije agarrándola del brazo para hacerla parar, me puse nuevamente frente a ella. —lo que dicen de vos siempre es bueno y me encantaría comprobarlo por mis propios medios, pero nunca me dejas.

—Bueno tenés que seguir intentando si así lo querés. —se encogió de hombros y se fue por mi costado. Suspiré pasándome las manos por la cara, de cualquier forma nunca era fácil con ella y comenzaba a volverme loco.

Antes que pudiera dejar los paquetes en donde los acumulábamos, me apresuré a seguirla y la sorprendí por detrás aprovechando que no había nadie, así le hablé de cerca con el plan que me vino a la mente.

—Dejame invitarte a algún lugar.

No me iba a cansar de perseguirla, aunque yo pareciera una mosca rondándole por todos lados, no se negaba a dejarme hacerlo y era una clara señal que podía continuar insistiendo porque de lo contrario, se apartaría en cuanto me acerqué a centímetros de su cuerpo, pero me mantuvo la mirada fija.

Ella estaba en mi cabeza y no se iba en ningún momento, es por eso que tenía que molestarla tanto como me aturdía a mí por dentro.

—Alec. —me llamó Lilo y Uma se alejó de inmediato, yo me di la vuelta viéndolo caminar hasta mí, sintiéndola a ella irse para juntarse con los chicos. —en esta semana los nenes de inferiores no van a tener al entrenador, no te pido que lo seas pero si los podés ayudar sería bueno.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora