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Uma me contó los últimos días que vivió con su mamá, y en efecto ya no había más para hacer con su enfermedad, los medicamentos solo lograban mantenerla estable hasta que su corazón dejara de latir, y antes que fuera difícil entre ellas lograron h...

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Uma me contó los últimos días que vivió con su mamá, y en efecto ya no había más para hacer con su enfermedad, los medicamentos solo lograban mantenerla estable hasta que su corazón dejara de latir, y antes que fuera difícil entre ellas lograron hablar. La señora pudo pedir disculpas tanto como su hija supo aceptarlas, fueron muchos años de pasarla mal por su culpa pero el rencor no servía de nada y se notaba que ella lo entendía, ya que mantenía una templanza que se evidenciaba hasta en su expresión.

Me confesó que al fin se sentía en paz, si bien estaba preocupada por sus hermanos y lo que implicaba la presencia materna que nunca tuvieron del todo pero que, podía llegar a afectarlos por la que conocían, ella se propuso a hacer lo mejor posible para asegurarles su bienestar, y yo me admiré de su capacidad de afrontar una vez más, la dificultad que la vida le presentaba.

No dejaba de ser un día triste pero Uma estaba bien y fue ella quién hizo bromas, sacando temas cuando los chicos se unieron a nosotros para ayudarla a distraerse del momento amargo. No obstante, el descaro de parte de algunas personas era increíble hasta en una situación de duelo.

Karen, quien había olvidado por completo de su existencia tanto en la infancia como el último tiempo, se acercó con los chicos y por gran parte de la tarde no dejó de mirarme insinuante, era incómodo notar que de verdad se sentía dispuesta a llamar mi atención y en consecuencia, la de Uma que estaba a mi lado.

Ella no tenía nada que hacer en nuestro grupo, no era amiga mía y de Uma tampoco, de hecho me contaron que fue capaz de criticarla cuando se enteró que éramos novios, lo que me parecía muy irrespetuoso de su parte, pero era evidente que todo de esa chica lo era porque ninguno tenía una gran amistad como para integrarla en la reunión.

Como todos estaban enfocados en una conversación, me acerqué al oído de Uma y después de darle un beso en la mejilla, le hablé.

— ¿Me acompañas abajo?

Asintió y nos levantamos sin que los chicos nos dieran mucha atención, bajamos y antes de llegar al suelo la levanté y bajando los últimos escalones, la llevé a la pared de las gradas donde la acorralé con mi cuerpo, escuchando su risita.

—Hice dormir hasta a Kasia antes de venir, no creo que haya problema si me voy con vos. —dijo pasando sus brazos por mi cuello y yo por su cintura, conforme me acercaba a besarla.

—Mmm...no, vos sabés por qué.

— ¿No?

—Quiero que sea especial.

—Descarado, ¿por qué pensás que iría para eso? —me acusó levantando una ceja y yo la miré con obviedad. —me parece que esto de hacértelo fácil te lo tomaste muy en serio.

—Si con fácil te referís a que me miraste recién las últimas semanas antes de irme, después de haber estado tres meses haciéndomela difícil, no quiero imaginar lo que significa la palabra para vos.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora