62.

60K 3.6K 173
                                    

Enseguida ingresamos a mi casa, ella pudo agacharse para liberar a Copito que salió corriendo a explorar el lugar con tanta curiosidad y felicidad que agitaba su colita a más no poder, ladró al darse cuenta que yo estaba ahí y nos reímos por cómo saltó para que lo alzara, así que me senté en el suelo con él acariciándolo y lo hice jugar mientras Uma le servía agua y comida.

—Yo también te extrañé, Copito.

—Definitivamente van a ser vacaciones para este pobre animal.

—Pero qué perrito feliz, ¿quién extrañó a su papi, eh? —le pregunté tontamente mientras me dejaba besar las mejillas por él, me reí y después de hacerlo jugar un poco, se entretuvo con su pelotita por sí solo y yo me levanté para llegar a Uma que miraba todo a su alrededor con asombro. —por cierto, bienvenida a casa.

—Es muy linda, y sólo es para vos.

—Por eso ya quiero tenerte acá, así es para los dos. —le dije abrazándola por la cintura, ella sonrió apoyando su cabeza en mi hombro y posicionó sus manos sobres las mías.

—Me encantaría, suena bien.

— ¿Y qué piensa tu tía, ya cambió de opinión?

—No está negada, pero es raro, siempre que le pregunto me esquiva el tema aunque no deja de asombrarse por pensar en Barcelona. —dijo dándose la vuelta en mis brazos y pasó los suyos por mi cuello, tanto como yo afiancé los míos a su cintura.

—Es entendible, vivir toda su vida en un lugar con un dialecto, una cultura, y de repente cambiarlo es brusco, a mí me pasó.

—Pero es cuestión de acostumbrarse, ¿no?

—Totalmente, si bien nada es como casa, una vez que te habitúas es genial. —la animé con todo lo que me emocionaba convencerla, a pesar que ella ya lo estaba y su sonrisa me lo confirmó. —te va a encantar vivir acá, es una ciudad preciosa.

—Sí, es hermosa y es lo que más me entusiasma, además de seguir aprendiendo palabras en catalán, así se me hace mucho más sencillo en el futuro.

—Te voy a enseñar todas las que quieras, aparte de que voy a poder corregirte, en persona. —murmuré acercándome a sus labios y ella me dio un pequeño beso que no me conformó, por lo que exigí con mi boca que fuera mejor y sonrió antes de profundizarlo, así comenzar a graduar la intensidad que nos envolvía con mucha facilidad.

La chisma que nos brotaba cuando estábamos juntos, se empezó a encender y conforme intensificábamos las caricias y el mismo beso, descendí mis manos por su cuerpo para levantarla encima, ella cooperó y sin dejar de besarme, afianzó sus piernas alrededor de mi cintura para permitirme que la llevara al cuarto.

Cerré la puerta dejando a Copito del otro lado y escuchamos un ladrido de su parte lo que nos hizo reír, pero sin desconcentrarnos ya que ella comenzaba a bajar sus besos por mi mejilla hasta mi cuello y me enloquecía tanto que no tardé en subirnos a la cama. Cerniéndome sobre su cuerpo con cuidado Uma bajó sus manos por mi espalda para agarrar mi remera y estirarla hacia arriba así sacármela, lo que me fascinaba al notar que cada vez lograba perder más la timidez en la intimidad.

Los encuentros eran tan placenteros como tiernos e intensos, la espera a dar ese paso en nuestra relación valió la pena, ya que ambos nos tomábamos todo con mucha tranquilidad y nos disfrutábamos de una manera única, principalmente con seguridad y amor por demás.

— ¿Y esa puerta de qué es? —preguntó después de un rato, rompiendo el silencio post recuperación de lo maravilloso que fue el reencuentro. Miré por encima de su hombro y en cuanto identifiqué lo que quería saber, continué besando su espalda con suavidad.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora